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¡No ser la próxima víctima!

La sucesión de los últimos acontecimientos de violencia en diferentes lugares de Israel puede generar en estos días una sensación de inseguridad personal en muchos ciudadanos.

El hombre estaba sentado con su familia frente al mar y fue asesinado brutalmente por una banda de salvajes. Un transeúnte inocente, un alumno de una yeshivá fue baleado durante una riña entre delincuentes. Jóvenes masacrados en un Club en Tel Aviv en manos de un asesino que hirió y mató sin distinciones ni compasión. En Ramat Gan fue incendiado un recipiente de basura y en su interior, el cuerpo de un hombre despedazado. En el río Alexander se descubrió el cadáver de una mujer.

En esta realidad, y con el trasfondo de un clima preocupante en el sector público, hay quienes proponen perder la confianza y pensar que "no queda nada por hacer", que debemos levantar las manos y declarar el "régimen de violencia contra la violencia" en lugar de la autoridad legal y el orden público.

Los ciudadanos, en general, deben saber que no es así. Es posible y debemos luchar contra estos fenómenos. Se equivoca quien duda del empecinamiento de las autoridades de ejecutar la leyes - la policía, la fiscalía y las cortes judiciales - para enfrentar la delincuencia violenta en las calles.

La seguridad personal se encuentra a la orden del día. Así fue siempre. El tema que preocupa al público es el pan diario del cumplimiento de nuestras leyes, día a día, hora tras hora. Esa es la labor del policía, esa es la misión del fiscal.

En este contexto no estamos solos. La función de la fiscalía del Estado es traer a colación la posición de la población en las cortes judiciales: padres, educadores, jóvenes y adultos. Este público exige, con justicia, que el sistema encargado de hacer acatar las leyes defienda sus derechos a la seguridad y la tranquilidad. La vida, la dignidad, y la integridad de su cuerpo son patrimonio del individuo, y no conceptos abstractos o lejanos para nosotros; son concretos, reales, humanos y frágiles. La defensa de los mismos constituye el alma del accionar y el sentido de la existencia de las autoridade fiscales; la sensación de misión de los procuradores del Estado, se basa en ella.

Allí donde se extralimitan las diferencias culturales y valorativas en la sociedad, aquellas que tienen su expresión en conductas delictivas, violentas y agresivas de unos pocos, el sistema encargado de hacer respetar las leyes debe movilizarse y actuar con extremo empecinamiento.

En aquel lugar donde se denigra el punto de equilibrio de la defensa al público en general, hasta ubicarse en los derechos de los delincuentes, los responsables de que ello no ocurra deben incursionar e inclinar la balanza nuevamente hacia la defensa de los afectados y también hacia quienes tienen el derecho de no convertirse en la próxima víctima.

Esta labor no resulta fácil en la realidad conocida de Israel. Pero no alcanza con reiteradas declaraciones sobre buenas intenciones. Tampoco es suficiente el empecinado accionar diario del sistema judicial. Todos debemos reconocer la importancia de la consigna y poner a disposición de las autoridades responsables, las herramientas efectivas para realizar su labor.

Estos elementos materiales y judiciales - parte de los mismos se encuentran en el Parlamento - reflejarán el mensaje de advertencia hacia aquellos que hacen peligrar nuestra integridad y brindarán la sensación de seguridad tan ambicionada por todos.

A pesar de todo, no debemos permitir que esta serie de sucesos distorsionen el cuadro real de nuestras vidas. Nosotros no pertenecemos a aquellos países donde los habitantes temen recorrer sus calles. Israel es un país de leyes, y así seguirá siéndolo.    

* El Dr. Moshé Lador es el actual Fiscal del Estado de Israel.

Fuente: Yediot Aharonot - 16.8.09
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il