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¡Mi hijo, el genio!

En los últimos años, las vacaciones de verano se fueron convirtiendo en el enemigo público N°1 de los padres. Ya se terminan; esta semana, mami y papi empaquetarán a sus hijos y los devolverán a los maestros; que los ahorquen ellos; de buena nos hemos librado.

Dos o tres chicos de vacaciones en casa es un poco demasiado para nosotros; pero 40 alumnos en la clase seguro que se pueden domesticar, ¿cuál es el problema?. La escuela se dignará en reparar a nuestros niños descontrolados y logrará motivar a los párvulos aburridos.

De hecho no tenemos tesoro más preciado que nuestros hijos, pero no cuando están en nuestras manos y no todo el tiempo. También el sacrificio y la paciencia tienen límite.

No siempre los días húmedos y calurosos del verano fueron considerados como una Vía Crucis. Si desean refrescar la memoria, les recomiendo leer los "Seis cuentos de verano" de S. Yzhar y "Las vacaciones o el enigma de los cajones" de Nahum Gutman.

Hemos recorrido un largo trecho desde entonces. Recuerdo que mi madre fue invitada a unos de esos "Día de padres", y escuchó de labios de mi maestra que su hijo Yossi "era un alumno excelente, pero un ser humano anormal". Cuando regresamos a casa me abofeteó. "¡Qué me importa si eres un buen alumno!", lloraba mi madre en lugar mío como buena polaca que era. "¿Cuándo vas a ser una buena persona?". Mis maestros siempre tenían razón.

Pero hoy en día ellos siempre están equivocados. Los padres, como una banda impenetrable e incondicional, descargan todos sus sentimientos de culpa sobre sus hijos psicópatas. "Mi hijo es un genio", "Mi hijo llegará muy lejos, sólo que la estúpida de la maestra no se meta demasiado". 

A diferencia de mi madre, no recomendaría abofetear al chico cuando uno está enojado; miren ustedes lo que ha salido de eso. Pero tampoco veo a mi mamá abofeteando a mi maestra, como sucede ocasionalmente en la actualidad. Se la regaña, se la ruboriza y se la hace empalidecer.

"¿Cómo se atreve esa imbécil a decir cosas feas de 'la luz de mis ojos', 'mi obra maestra, que tanto amo'". Desde su sillón en el hotel de Eilat, con su copa llena de vodka, el padre llama por teléfono a la maestra dos veces al día para que no se preocupe, para decirle que se quede tranquila, que todo estará en orden. 

Los padres muy padres preguntan: ¿Qué clase de maestros tenemos en este país, que todo el tiempo están de vacaciones? Y opinan: ¡Ellos sólo aspiran llegar a los feriados! Un folklore muy conocido.

Pero cuando se mide el tiempo promedio de enseñanza - de acuerdo a la cantidad de horas anuales neto en clase - de pronto uno aprende que los maestros de Israel enseñan más horas en comparación con sus colegas de la mayoría de los países de la OECD (1); muchas más horas. Y que también las vacaciones son prolongadas en cualquier país en igual medida, y no un invento israelí. ¡Qué sorpresa fascinante, no lo sabíamos! Quizás los mismos maestros no lo saben; trabajan mucho más y ganan mucho menos. El maestro israelí es el docente más discriminado del mundo desarrollado.

Comienza un nuevo año lectivo. Queridós papás, cuando vayan a un "Día de padres", pídanle perdón al maestro. No besen demadiado sus manos, alcanzará con un simple y sincero abrazo de agradecimiento. Inténtenlo probar alguna vez; un maestro que recibe un abrazo, es un maestro más fortalecido, más consolidado.

Eso es bueno para que sus hijos lleguen muy lejos.

(1) Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. 

* El autor fue Ministro de Educación de Israel

Fuente: Haaretz - 28.8.09
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il