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¡Quinta columna!


El movimiento islámico en Israel insita a la rebelión y clama por una insurgencia contra el régimen electo; una quinta columna dentro del Estado. Por lo tanto, debe ser declarado ilegal. 

Los últimos disturbios en Monte del Templo, fruto de la instigación del movimiento islámico, nos obligan a dirigir nuestra atención nuevamente a la población árabe en Israel.

¿Cuántas veces debemos repetir, que el mayor desafío con el que se enfrenta la sociedad israelí es la incorporación de sus habitantes árabes? ¿Que la creación de un clima en el que los ciudadanos israelíes árabes gocen de los mismos derechos, de oportunidades similares y de la división equivalente de los deberes - en otras palabras, que sientan que Israel es su casa - debe estar en primer lugar en la lista de prioridades del Gobierno? ¿Cuántas veces se debe advertir, que el aislamiento que afecta a una gran minoría en un país en el que vive, representa un peligro para todos?

Existen dos motivos para la marginación producida durante años por parte del Gobierno de Israel:

1. La ley no escrita mediante la cual se manejan las autoridades del Estado: antes que nada se hacen las cosas urgentes, y sólo después las importantes. La consigna política de incorporar a la población israelí árabe, es quizás importante, pero en comparación al resto de problemas que enfrenta la dirigencia, no parece ser urgente.

2. La errónea suposición de que en el momento que Israel llegue a un acuerdo con los palestinos, se solucionarán todos los problemas de los ciudadanos israelíes árabes. Nada está absolutamente sobreentendido, y no existe ninguna ley que relacione estos dos temas.

Al contrario, parece ser que cuando se consiga un acuerdo con los palestinos, la incorporación de los ciudadanos israelíes árabes - si no se logra antes - será aún mucho más difícil de lograr que hoy en día.

Numerosos ciudadanos árabes de Israel valorizan el hecho de vivir en una sociedad democrática, en la que se brindan oportunidades de obtener educación, que se rige por la ley y que las mujeres gozan de igualdad de derechos. Por eso, duele aún más la sensación de que son marginados y se los trata de manera desigual.

Sin embargo, también existe un movimiento árabe que no se asocia a esta sensación; que no ansía lograr la igualdad en el país, y cuyo régimen boga por destruirlo. El movimiento islámico toma parte activa en la instigación de la población, difundiendo odio hacia Israel y hacia su población judía. En numerosas oportunidades ello conlleva a la refriega, como lo que sucede últimamente en Jerusalén.

Anualmente, el movimiento islámico, liderado por el jeque Raed Salah, realiza una gran convención en la ciudad de Umm al-Fahm bajo el título de "Al Aqsa está en peligro" con el falso argumento de que Israel se propone destruir el santo lugar musulmán. En la misma participan decenas de miles de seguidores que son convocados a movilizarse contra la profanación.

El hecho de que Israel se empecina en proteger la libertad de culto en todos los lugares santos en su territorio, no cambia las cosas. La mentira convulsiona y muchos creen en ella.

En su intento por actuar en pro de la integración de los ciudadanos árabes en la sociedad israelí, el Gobierno debe discernir entre los respetuosos de la ley y los que ambicionan socavar los fundamentos del Estado.

El movimiento islámico pretende desvirtuar estas bases. La mayoría de los árabes israelíes que tomaron parte en acciones violentas, o planificaron hacerlo a través de atentados terroristas, son miembros del movimiento islámico y egresados de sus instituciones educativas. 

Es una organización que insita a la rebelión y que clama por una insurgencia contra el régimen electo; una quinta columna dentro del Estado. Por lo tanto, debe ser declarada ilegal.

Esta acción no sólo evitará el peligro creciente que representa, sino que enviará un mensaje claro a los ciudadanos israelíes árabes: honrar las leyes y las instituciones gubernamentales es un componente imprescindible en el proceso de incorporación a la sociedad israelí.

Fuente: Haaretz - 29.10.09
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il