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Carta a Antonia

Antonia y Mauricio MacriMauricio Macri se sintió angustiado ante la estatización del 51% de las acciones de YPF; y según cuenta desempeñando un papel de pésimo actor, se dirigió insomne a la cuna de su hija Antonia, nacida el 9 de octubre del 2011. Manifestó luego su preocupación por el país donde se criará la beba, a la que encontró «tan pequeña e indefensa».

Antonia, cuando seas una adolescente, sería conveniente que le formules a tu padre algunas preguntas sobre el derrotero de su vida; por ejemplo, cuando era un empresario en actividad y uno de los herederos de una importante fortuna, podrías pedirle que te cuente cómo negociaba leoninamente con un Estado al que ayudó con otros empresarios a dejar anémico y cómo luego se quedó con algunas de las partes en un proceso de tupacamarización que alentó con entusiasmo.

Podrías pedirle que te explique cómo fue aquel asunto de las cloacas de Morón que terminó con el escandaloso desplazamiento del intendente Juan Carlos Rousselot; o cómo necesitó recurrir a la mayoría automática de la corte menemista para zafar de un juicio por contrabando.

También podrías recurrir al abuelo Franco para que te relate algunos de los epítetos descalificatorios con los que evaluaba las condiciones de tu padre; según cuenta Gabriela Cerruti en su libro «El Pibe», página 91, dirigiéndose a Carlos Grosso, empleado por entonces en SOCMA, una de las empresas del grupo, Franco le dijo: «Deciles, deciles, deciles, lo que te digo siempre. Cómo me gustaría que fueras mi hijo en lugar de este pelotudo».

O cómo sintió simpatía por la dictadura establishment-militar, aquella que inyectó el terror y la muerte en la sociedad argentina. Cómo aún hoy, cuando se sale del libreto que le escribe el publicista Durán Barba, se referencia en el Brigadier Osvaldo Cacciatore, intendente de la Capital en los años de plomo.

Pero había razones económicas poderosas aparte de las ideológicas, para apoyar al gobierno de esos años nefastos. En 1973 el grupo contaba con 7 empresas; cuando finalizó la dictadura establishment-militar el holding estaba integrado por cuarenta empresas más.                                                 

O cómo elogiaba a Carlos Menem, el que engendró un país como el que le gustaría que vos vivieras. Entonces afirmaba: «No soy peronista. Soy hipermenemista».

En esos años, si hubieras tenido los pocos meses que hoy tenés, nunca tu padre habría sentido angustia por verte «tan pequeña e indefensa». En ese sentido siempre fue coherente: muy joven estuvo afiliado a la Ucede y sostenía que Álvaro Alsogaray era «un hombre muy interesante, lo respeto mucho».   

Tal vez si le preguntaras por su presidencia en Boca, te podría contar de muchos éxitos deportivos, después de algunos años de no encontrar el rumbo, pero difícilmente pueda aclararte aspectos oscuros de los balances presentados. Cómo modificó el estatuto del club más popular, imponiendo la obligación de contar con un patrimonio importante para integrar su comisión directiva, exteriorización clara de sus principios «republicanos». El 1 de octubre de 1997 el balance fue rechazado por primera vez en la historia del club.          

Ya como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, elegido por una mayoría aplastante, intentó disputarle la propiedad de la basura a los cartoneros, adoptó actitudes xenófobas con la inmigración latinoamericana, creó un grupo de tareas denominada UCEP (Unidad de Control del Espacio Público), para «limpiar» las calles de indigentes y apalear a los que viven en inquilinatos para desalojarlos; cómo armó un sistema clandestino de escuchas, por lo que está procesado y tendrá que ir a juicio oral, cómo privilegió la educación privada sobre la pública, cómo cerró cursos y convirtió a Buenos Aires en un negocio inmobiliario; cómo desatendió la salud pública y a diferencia de Evita que consideraba que donde hay una necesidad hay un derecho, lo reemplazó por «donde hay una necesidad, hay un negocio».

En este día que te escribo esta carta, para que la puedas leer cuando estés en condiciones de hacerlo, por lo menos dentro de una década y un lustro, tu padre desea darle dos manzanas debajo de la autopista 25 de Mayo al consorcio Servente, Lanusse, Criba y Crivelli para hacer un shopping. Claro que ese espacio no está desocupado, sino que hay un polideportivo escolar que es utilizado por tres escuelas, al tiempo que trata de reprivatizar el zoológico escamoteando su envío a la Legislatura. Y por qué no aprovechar las plazas públicas como propone para habilitar confiterías.

Como ves, a tu padre, en materia de negocios, nada lo detiene. Eso lo distrae tanto que dejó sin gas a los pacientes del Borda durante más de un año, seguramente porque no son votantes y destinar fondos con ese destino es para el PRO una cosa de locos. Y es versátil porque puede hacer o dejar de hacer todo esto en los espacios libres que le dejan sus frecuentes y prolongadas vacaciones.

Autoproclamado un eficaz gerenciador, solicitó que le transfirieran el subte, firmó un acuerdo, aumentó el boleto para compensar que se lo transferían con la mitad de los subsidios y luego los devolvió argumentando que los vagones de la línea A (algunos) tienen cien años. Luego, en un vaivén esquizofrénico, solicitó que rebajaran el boleto.  

En materia de designaciones demostró una ineptitud considerable como cuando puso al frente de la nonata y poco visible Policía Metropolitana a un personaje lamentable como Jorge Palacios.                                       

La misma ineptitud que exterioriza su elementalidad cultural, como si hubiera sido inmune al aprendizaje en su paso por el colegio Cardenal Newman o la Universidad Católica. Cuenta Gabriela Cerruti en el libro mencionado que preocupado por esta situación, algunos referentes de SOCMA S.A, contrataron al sociólogo Torcuato Di Tella para que le proveyera junto al entonces compinche Francisco de Narváez de las mínimas herramientas para sus futuras carreras políticas. Habían advertido que Mauricio sólo hablaba de fútbol y Francisco sólo de negocios. Al poco tiempo Di Tella desistió de la tarea encargada, ante la imposibilidad de conseguir algún éxito.                                                   

Los periodistas Fernando Amato y Sol Peralta en la biografía de Gabriela Michetti escriben: «El primer año de la administración Macri-Michetti fue una extensa colección de medidas y contramedidas».

«A pesar de haber propagado en la campaña contar con equipos capacitados, aumentaron un 150% las patentes de los vehículos morosos, pero tras las críticas devolvieron el dinero del aumento. Se anunció el cierre del canal Ciudad Abierta, sin embargo no ocurrió. Planificaron una bajada para la autopista 25 de Mayo, pero las protestas de vecinos en el programa CQC los hicieron desistir… Se instalaron parquímetros en los barrios de San Telmo, Balvanera, Recoleta y Puerto Madero; ante la furia de los vecinos, se los removió. Se centralizó la compra de medicamentos para los hospitales (en aplicación de la Ley Michetti de Compras y Contrataciones), pero después de seis meses sin remedios en los hospitales, se volvió al sistema anterior. Marcaron un contracarril en la avenida Rivadavia a la altura de Cromañon; sin embargo, como los colectivos no tenían radio de giro para doblar la esquina, a las tres horas se eliminó».

Algunos ejemplos de centenares, expresión palpable de la improvisación como rutina. Podrías preguntarme enojada si considero que tu padre ha hecho todo mal. Ningún gobierno es exclusivamente un compendio de errores.

Puedo mencionarte algunos aciertos: las bicisendas son una muy buena idea que creo que se le reconocerá en el futuro. La medida adoptada en la Juan B. Justo, donde se privilegió el transporte público sobre el privado es correcta. Algunos arreglos realizados con sentido estético como el de Avenida Rivadavia y Río de Janeiro merecen un reconocimiento. Puede haber algunos más, pero son secundarios en una gestión prolongada.      

Tu padre, Antonia, se propone como candidato a Presidente en el 2015, cuando vos tengas cuatro años. Es posible que entonces descubra Mauricio que Argentina no tiene los transportes europeos, la dimensión de la economía norteamericana, el nivel de vida de los países escandinavos. Y entonces decida devolver su candidatura, acudir a tu cama y seguir viéndote «tan pequeña e indefensa», porque naciste en un lugar equivocado.

Pero cuando seas una adolescente inquieta, tal vez le  preguntes por algunas de las cosas que aquí te comento, entre muchísimas otras que omito en aras de la síntesis.

Es posible, sólo una posibilidad, si la educación que recibirás no te vacía de interrogantes, que percibas la precariedad de las argumentaciones de tu padre, de la endeblez de su bagaje cultural, a pesar de tener todas las posibilidades que da una posición económica superlativa; de su ineptitud como gerenciador, de su desprecio por las políticas populares, desde su bandera de la antipolitica, y ahí si  tendrás motivos valederos para sentir que muchos, no vos, si se aplican a todo el país las políticas que implementa tu padre en Buenos Aires, se sientan desprotegidas e indefensas.