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AMIA: Las Elecciones y el Bochorno

Una vez mas la comunidad judía de Argentina sienta un precedente histórico: por primera vez en la historia judía contemporánea mundial, el timón comunitario es tomado, en elecciones democráticas, por las fuerzas más conservadoras o, por decirlo en lenguaje llano, por lo más reaccionario de la comunidad.

 

 

En la última compulsa electoral de la comunidad judía de Buenos Aires (AMIA) el grupo Agudat Israel y sus compañeros de ruta lograron el mayor caudal de votos.

 

 

Desde la óptica de un israelí profundamente relacionado y orgulloso de sus raíces argentinas como este cronista, esta es una situación muy difícil de digerir.

 

 

La comunidad argentina se distinguió siempre por su fervor sionista, por el aporte de sus olim que se inscriben en todos los sectores de Israel, que imprimieron e imprimen su sello en la colonización kibutziana, que se destacan en las universidades, que aportan en la construcción de una economía moderna y arriesgan y hasta entregan sus vidas en el ejercito de defensa israelí.

 

 



Agudat Israel en Israel es una formación política que ideológicamente no es sionista, que sus hombres por lo general no participan en el área productiva de la economía nacional, que sus jóvenes no sirven en el ejercito y que sostiene valores separatistas, segregacionistas , machistas y de derecha militante.

 

 

Obviamente todo esto no es óbice para considerar a Agudat Israel una formación política legítima y aceptar de buen grado su participación en el espectro democrático israelí y del pueblo judío.

 

 

Tampoco estas líneas no pretenden objetar el triunfo en las urnas. Una buena organización,

una movilización masiva de su gente y la impotencia bochornosa de los partidos progresistas permitieron esta situación que no tiene precedente en el mundo judío.

 

 

Cualquier persona que entiende algo de elecciones sabe que no se ganan compulsas desde el llano sin que el elenco gobernante no diera muestras de impotencia, de decadencia, de encierro, de sordera ,de ceguera y de soberbia.

 

 

En otras palabras: Agudat Israel no ganó las elecciones, si no que la conducción comunitaria y los líderes políticos abdicaron, entregaron la conducción debido a su flaqueza, a su falta de comprensión de las fuerzas comunitarias, de su incapacidad de convocatoria.

 

 

Las luchas intestinas, las rencillas personales por un quítame de allí esas pajas y el liderazgo saliente que no supo entregar la posta crearon la situación paradójica por la cual una minoría militante supo hábilmente lograr una endeble mayoría que le permite influir decisivamente en los destinos comunitarios.

 

 

A esto súmele el vaciamiento ideológico que da lugar a enfrentamientos megalomaniácos sin trasfondo ideico y obtendrá el inaudito resultado de las últimas elecciones.

 

Obviamente no es razonable objetar los guarismos de las elecciones. Tampoco es razonable reprochar nada a Agudat Israel, que trata de llevara adelante sus convicciones.

 

 

Estas líneas lamentan la imagen de la comunidad judía argentina. Son heridas de alguien que ama profundamente esa comunidad, solidaria, sionista, abierta y de vena popular.

 

Que supo ser tolerante, que supo albergar a las tendencias más progresistas del sionismo realizador.

 

Ahora es la hora del teje y maneje político, la negociación para formar gobierno. Es importante, pero no lo mas importante. Algo pergeñaran los políticos para soportar el chubasco.

 

 

Pero, dicen los economistas, las crisis pueden dar lugar nuevos proyectos y a iniciativas creativas. Puede ser.

 

Habrá que recomponer filas, pinchar el globo de los megalómanos prestar oídos al judío de la calle y volver a analizar los cauces por los cuales deberá encaminarse la comunidad si quiere volver a ser de todos.

 

Como optimista sin remedio, aun creo que es posible.