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El ¡Oy!

Nos propusimos analizar y explicar que quiere decir: ¡Oy!, para referirnos a una de las expresiones verbales más extraordinarias inventadas, desarrolladas, difundidas y utilizadas por nuestro pueblo. Empezamos a investigar y enseguida nos dimos cuenta que... ¡¡¡¡Oy Vei!!!!
El Oy no es una palabra, no son dos letras... es un vocabulario, y es expresado en todas las formas posibles en que la habilidad histriónica de quien lo pronuncia lo permite.

Es un lamento, una protesta, un llanto de desmayo, un reflejo de deleite, la expresión uteral de toda idishe mame. Pero no obstante suspirado, llorado, gritado, o gemido, ¡Oy! es la más expresiva y genérica exclamación en idish.

No se conoce el origen de esta onomatopéyica expresión, pero tenemos dos versiones: Una dice que el primer ¡Oy! lo dijo Adán cuando vio a Eva; y luego de convivir con ella y probar la manzana exclamo: ¡Oy Vei!. Y al ser expulsado del Paraíso por Dios, dijo el primer: ¡Oy Veiz Mir!.
La otra versión se refiere al origen gutural y primitivo. Nos cuentan que lo dijo el hombre de las cavernas cuando su mujer lo mandó de caza: ¡Andá a traerme algún pájaro para hacer la sopa de ave con kneidalaj (del idish: bolitas de harina)! El sujeto salió a cazar con un shtékele (idish: palito) en la mano y vio un terodáctilo gigante.

De todas formas, lo que sí sabemos es que se utiliza desde tiempos inmemoriales en nuestro pueblo, incluyéndolo permanentemente en cuanto elemento de Humor Judío se refiera, ya sea chiste, historia, monólogo, obra de teatro o película, de nuestro acervo filosófico humorístico.
¡Oy! Es un explicativo, una especulación, una amenaza, un monólogo. Puede ser empleado para expresar cualquier cosa entre el éxtasis y el horror, dependiendo de:
A) La catarsis decidida por quien lo pronuncia.
B) El efecto que se intenta sobre el que lo escucha.
C) El protocolo de influencia que gobierna la intensidad y duración de la emoción requerida (por tradición) para cada ocasión dada o situación de crisis.

Por ejemplo, a usted señor le está permitido proferirlo si ve pasar una de esas señoritas que ¡Oy Vey! O elegantemente guardarse la opinión, porque si lo escucha "la jefa del hogar" ahí si que ¡Oy Veiz Mir!

¡Oy! Es a menudo utilizado para poner énfasis en algo serio (o no), queriendo decir literalmente algo así como ¡Pobre de mi!, pero usted puede utilizarlo para cualquier expresión trivial de placer hasta el abismo de la desesperación... y es mejor expresado si levanta sus manos en señal de horror, simultáneamente tapándose la cara con el delantal de la cocina... ¿Me entiende mame?

Acompañamos como siempre al Plato Principal con una panera de chistes sobre el tema.
Pueden mandarnos el ¡Oy Vei! que quieran. ¡Ahora ustedes saben!

¡Oy, Oy, Oy!

Chistes sobre el ¡Oy!, ¡Oy Vei!, ¡Oy Veiz Mir! y demás ¡Oy, Oy, Oy!

Los judíos europeos que ascendían en la escala social y algunos que conseguían títulos de nobleza, solían cambiarse o acortarse el apellido para darle más "elegancia", y muchas veces ocultar su condición de judíos.
Un día llega el Doctor Goldman a la casa del Barón Yaport (ex Yapolsky), dado que la Baronesa Ostraix (ex Ostrober) de Yaport estaba por dar a luz.
Luego de ser recibido por dos sirvientes lo atiende el dueño de casa - Monsieur le Docteur, com sa va - (Por supuesto ni una mezuzá, ni candelabros).
¿Dónde está madame la Baronesa? - Pregunta Goldman.
En el dormitorio; no puede más de los dolores - En ese momento se escucha la voz de la mujer - Oh, Mon dieu!
Vamos a jugar al ajedrez - le dice el Dr. Goldman al marido. Éste, sorprendido, arma el tablero en una salita contigua al dormitorio y comienzan a jugar una partida.
Al rato se escuchan los gritos de la baronesa - C'est terrible!
Doctor, ya va a dar a luz - dice el Barón.
No, todavía no - y sigue pensativo en el juego.
Al rato otra vez - Oh! Que dolor! Ayuda por favor! - El Barón con cara de desesperado mira al médico y le pregunta - ¿Ahora Doctor?
Tranquilo, todavía no...
De repente se escucha la voz de la mujer - ¡Oy vei, Mame maine!
El médico se levanta rápidamente de un salto – Ahora sí, llegó el momento

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Dos zeides (abuelos) sentados en un banco de la plaza, uno leyendo un diario en idish. De repente el que lee dando un largo suspiro dice: - ¡Oy Vei!
El otro le contesta - ¡A mí me lo vas a decir!

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En una reunión en un gran auditorio de la colectividad judía, repleto de gente muy elegante, se escucha un grito - ¡¿Hay aquí un doctor?!
Un joven de muy buena presencia se pone de pie y responde - Yo soy doctor
Desde el fondo del salón la Señora Goldstain se levanta de un salto y exclama - ¡Oy, Oy, Oy joven, tengo una hija para usted!

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Rebeca, tengo que decirte algo - dice Isaac.
¿Qué pasa Isaac? - Pregunta Rebeca.
Hoy no volveré...
¡Oy Vei!, ¡Oy veiz Mir! - comienza a gritar Rebeca - ¿Qué estas diciendo? ¡Oy, Oy, Oy!
Estoy diciendo mujer... que hoy no volveré porque tampoco voy a salir

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Jaíquele se ganó la lotería. Pasó de muy pobre a "nueva rica". Para impresionar a sus amistades organizó un concierto en su nueva casa. Contrato a un flautista de fama mundial.
Cuando llega el músico, le dice todo orgulloso:
Madam, voy a ofrecerle el concierto con una flauta que tiene doscientos años de antigüedad...
¡Oy Vei!!! - Responde Jaíquele - ¡No por favor! Aquí tiene dinero, vaya cómprese una flauta más moderna y vuelva

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Recuerdo a un amigo de la juventud que cuando veía alguna femenina perfección trasera y de importancia exclamaba - ¡Oy Vey! ¡Yolste japn a morroides...! (Idish: ¡que te agarres unas hemorroides).
El problema fue cuando lo dijo en un baile de la "cole" (colectividad judía) y la señorita en cuestión entendía idish.
¡Oy Vei! El yetz (idish: cachetazo) que se ligó.

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Nujem venía caminando y quejándose todo el tiempo - ¡Oy Vei! ¡Oy Vei!, ¡Oy Veiz Mir!
Se cruza con su amigo Iankl, que lo mira sorprendido.
Nujem ¿Vus tiste? (idish: ¿Que hacés?)
Y... nada, me compré un par de zapatos dos números más chico
¿Binztu mish¡guene? (idish: ¿Estás loco?)
Mira Iankl, mi mujer vive gastando la plata y quejándose todo el día; mi hijo es un vago, no estudia, no trabaja, toca la guitarra; mi hija se fué con un goy (no judío). Por lo menos llego de noche a casa me saco los zapatos y tengo una satisfacción, ¡Oy Vey

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Un turista norteamericano que paseaba por Jerusalén ve a un señor mayor llorando ante el Muro de los Lamentos y exclamando en su idioma natal - ¡Oy Vei! My Good (Mi Dios) ¡Oy Vei! Please help me (Por favor ayúdame)
Se acerca y le habla a su compatriota - Mi amigo, ¿puedo ayudarlo?
¡Quiero estar con mi gente! ¡Oy Vei!
Pero si usted está aquí con su pueblo, viviendo en la Tierra Prometida
Si, pero lo que yo quiero es estar con mi gente en Miami Beach.

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¿Saben ustedes cuáles son las cinco vocales en idish?
a, e, i, oy, u

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La página web de las madres judías: www.idishemame.oy.oy.oy

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Una bobe (idish: abuela) entra gritando a una estación de policía - ¡Oy Vei! ¡Oy Vei! ¡Me violaron! ¡Me violaron! ¡Oy, Oy, Oy!
El oficial de guardia va a tomarle declaración - Cálmese señora, ya está a salvo. Dígame ¿Cuándo fue?
Hace cuarenta y dos años...
¿Hace cuarenta y dos años? ¿Y cómo se le ocurre venir a contarlo ahora?
La bobe, bajando los ojos, y con una sonrisa pícara le contesta - ¿Sabe qué joven? Es que me gusta hablar de eso...

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Seguro que hay judíos en el programa espacial ruso. Fíjense que las cápsulas espaciales se llaman MIR. Seguro lo sacaron de lo que dijo algún astronauta cuando subió al espacio, o su mame al enterarse adonde viajaba - ¡Oy Veiz Mir!
Algunos opinan también de que si Israel tuviera viajes tripulados al espacio, las naves se llamarían ¡Oy Vavoy Mir!

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Un general japonés de la época de los samuráis le comenta al shogún (japonés: señor feudal) - Creo que entre nuestras tropas tenemos un samurai judío
¿Un samurai judío? ¿Y cómo te diste cuenta?
Porque esta mañana, cuando arengaba a los guerreros dije: El samurai está siempre dispuesto al combate, no teme morir por su shogún y entra a la batalla a dar su vida. Enseguida vino el kiai (jap: grito) de los hombres: ¡Ooosss!, ¡Ossuuu!, ¡Banzai!, y de repente escucho una voz del fondo que dice: ¡Oy Vei!!!...

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En un importante club de la colectividad judía (cada uno sabe a cual me refiero) se sentaron a jugar canasta cuatro ancianas damas. La primera, apenas se sienta y antes de repartir las barajas, exclama - ¡Oy!

La segunda suspirando - ¡Oy Vei!

La tercera con todas las ganas - ¡Oy Veiz Mir!

La cuarta, que era la Presidenta de la Comisión de Damas de la institución, les dice - Boino, ¡Basta de hablar de los hijos y empecemos a jugar! Y mientras repartía las cartas agrega - Bien queridas, como aquí Sarita es socia noiva voy a aprovechar para explicarle las reglas de noistro grupo.
Mira querida, aquí de dinero no se habla, porque gracias a Dios todas estamos en boina posición económica.
De los nietos tampoco se habla porque keinainore (idish: felizmente) todos nuestros nietos son los más lindos del mundo. Y de sexo no se habla porque ¡Lo que foi... foi!