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El Shemá Israel de mi "tata"

Hola.....

 

 

Este cuento, extraído del grupo "karmielindos" de gente latinoamericana radicada en la localidad israelí de Carmiel, me ha producido una sensación especial.

 

 

El poema, oración o como quiera llamársele (carezco de formación cultural judaica y menos aún religiosa), es fonéticamente bello, claro está pronunciado en hebreo, lengua que desconozco casi totalmente. No obstante, me trae al interior "algo muy especial".

 

 

Carezco -valga la repetición- de muchas cosas, más de cultura, menos de sentimientos y es aquí donde esa computadorita interior, que "todos los humanos, como hijos únicos del Creador" tenemos dentro, me habla.

 

Recuerdo mi pretendido poema "Inocencia" o "Infancia" escrito hacia mediados de mayo del 98, ocasión en que mi querido primo hermano Elías "Buby" llegó a casa desde el sur argentino -Gral. Roca- para saludar a su tío materno, mi padre, que era un poco o mucho "su padre".

 

La visita era breve, tal como el personaje en cuestión. No más de 24 o 48 horas. La partida era rápida también, en la madrugada ya se iba rumbo al Brasil.

 

Llegó la hora de partir, se sintió la bocina de un taxi y nos dirigimos al dormitorio de papá.

 

 

Desconocíamos que esa iba a ser la despedida de papá con su sobrino. Eran casi noventa y setenta y tantos años de edad, yo al medio con cincuenta…Y yo, buscando lo judaico y aprehendiendo muy poco, sabía apenas decir "shalom" "leitrahot", "ken o lo".

 

 

Mi padre era un hombre muy bien plantado, tanto física como espiritualmente. Muy escasas veces le vi derramar una lágrima, no obstante no era de esos especimenes que se avergüenzan por llorar.

 

 

Entonces, papá tomó a Buby de la mano y cayéndosele lagrimones por su bello rostro, comenzó a recitar este poema... Esos mismos lagrimones, resbalan por mi rostro hoy.

 

 

Desconozco si esto es un cuento o no, su veracidad, su verosimilitud, sí. Lo sé por el shock que ello significó, lo experimentado en esa ocasión. Vaya si lo sabré.

Elías partió, papá y yo nos quedamos solos.

 

 

Poco rato más tarde, yo escribí como si otro escribiera por mí y así nació ese poema que no es ni más ni menos que un relato familiar.

 

Ahora lo asocio. Papá Simón sentía que esa oportunidad era "su" despedida de su sobrino y se despidió con la oración que nuestra abuela Sofía, le había enseñado de pequeño. Shemá Israel…