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Santa Fe sufre un brote antisemita

La colectividad judía más numerosa del hemisferio sur reside en la Republica Argentina. La llegada de los primeros inmigrantes a ese país se produjo en la segunda mitad del siglo XIX tras la caída del dictador Juan Manuel de Rosas.

Con la aparición de los primeros vestigios de judaísmo al país, el Barón Maurice de Hirsch eligió este territorio para llevar adelante lo que se denomino la “colonización agrícola judía” que consistió en el traslado masivo de inmigrantes asquenazíes que huían del hambre y la persecución reinante en la Europa Oriental a las incipientes colonias de las provincias argentinas que el filántropo había logrado desarrollar.

 


En 1891 la Compañía “Jewish Colonization Association” inició su tarea de colaboración con las miles de familias que se radicaban en la región.
La primera colonia data de 1889 y se denominó Moisesville. Está ubicada en la provincia de Santa Fe y tomó su nombre en homenaje al patriarca de Israel.

El Barón pretendía dar una mejor calidad de vida a sus congéneres y sentía que en la Argentina podían vivir en un clima de paz y libertad. La nueva constitución nacional promulgada en 1853 fomentaba la llegada de mano de obra trabajadora al país para construir las bases de la nación levantando la bandera “alberdista” de poblar es gobernar como desafió para un territorio prácticamente deshabitado.

 


A casi ciento veinte años de la fundación de la primer colonia, Santa Fe posee hoy la segunda colectividad del país ubicada en la ciudad de Rosario con casi 20.000 integrantes y una importante infraestructura en materia de educación, religión, solidaridad y beneficencia.

 


En los últimos tiempos Argentina la provincia ha vivido algunos hechos de corte antisemita que preocupan a las autoridades comunitarias locales y nacionales.

El 14 de noviembre de 2006 un pasajero de la línea 128 de autobuses de la ciudad de Buenos Aires, de nombre Raúl Arenas Vega –con antecedentes penales– golpeó, pateó e insultó a Menajem, un chico de 15 años hijo de un rabino que subió al micro con su kipá. Fue en el barrio porteño de Almagro.


Pintadas antisemitas en Buenos Aires



El 26 de diciembre de 2006 la señora Adriana Drisun –de condición judía- propietaria del maxibar “Charles” sito en la calle Dorrego 1779 de Rosario, se encontró en el exterior del comercio con dos estrellas de David pintadas en color plateado en clara alusión antisemita.

El 1 de enero de 2007 el frente de dicho local fue atacado con piedras provocando destrozos en gran parte de las instalaciones; A dos cuadras aparecía pintada una svástica con la leyenda “Mafia Mens Sana”, inscripción que identifica a un grupo de hinchas del Club Gimnasia y Esgrima de Rosario. En el blog de Internet de la entidad deportiva también se podía leer amenazas y gruesos epítetos contra la propietaria.

 


En enero de 2008 y con motivo de la conmemoración del Día Internacional del Holocausto se detectaron pintadas antisemitas en paredes céntricas de la ciudad y en la escuela Jaim Bialik de la ciudad de Santa Fe. Las sospechas se encaminan al movimiento Juventud Fascista que difunde desde hace tiempo material nazi en su página web.

En marzo de 2008, con motivo del aniversario del golpe militar en el país, aparecieron pintados varios símbolos nazis en un mural del Instituto Politécnico de Rosario ubicado en la Calle Carlos Pellegrini al 250. Sus autoridades le restaron importancia a los hechos.


Estrella de David en el frente de un local de Rosario

 


En la ciudad de San Cristóbal -pequeña localidad situada a 170 kilómetros al noroeste de la ciudad de Santa Fe- el presidente de la Sociedad Israelita exigió mayores controles tras verificarse destrozos y pintadas de corte antisemita en dicha institución. En la misma localidad fue detenido un joven que dibujaba las consignas agraviantes contra la comunidad local. El implicado se excusó diciendo que era el deseo de notoriedad el que le motivaba ese tipo de manifestaciones.

 


Frente a estas acciones es dable esperar que se generen inmediatas reacciones en la justicia, en las autoridades nacionales y provinciales y en la propia masa social del lugar condenando los hechos.

 

Argentina cuenta desde agosto de 1988 con un marco jurídico antidiscriminatorio a través de la sanción de la ley nacional numero 23.592 que impone en su artículo III una condena de un mes a tres años de prisión a “los que participaren en una organización o realizaren propaganda basados en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminación racial o religiosa en cualquier forma”.

Más adelante expresa: “En igual pena incurrirán quienes por cualquier medio alentaren o incitaren a la persecución o el odio contra una persona o grupos de personas a causa de su raza, religión o nacionalidad o ideas políticas”

 


Días pasados el juez federal Norberto Oyarbide, aplicando la referida disposición legal, condenó con nueve meses de prisión efectiva por el delito de daño y lesiones graves agravada por odio racial a Raúl Arenas Vega -al que se le habían negado anteriormente dos pedidos de excarcelación-. Sin embargo el juez de instrucción Javier Beltramone y su similar de Menores Juan José Carmona tras un año y medio de investigación del caso Adriana Drisun dieron por cerrado el expediente que investigaban estableciendo tenues medidas educativas para los sospechosos.

 


En materia gubernamental el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner tras reunirse con delegados locales de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) aseguro que luchara contra lo sucedido con todos los medios técnicos a su alcance y promovió legalmente una denunciapor las pintadas que llevara el Estado provincial ante la Justicia Penal en la lucha contra la discriminación. La Cámara de Diputados de la Nación en el expediente 210/07 expresó su preocupación y repudió las agresiones sufridas.

 


En el ámbito social el concejal Carlos Comi y el periodista Carlos del Frade convocaron a un acto abierto a todo publico contra la discriminación y el racismo en el centro Cultural Bernardino Rivadavia de la ciudad de Rosario. En él participaron entre otras agrupaciones las Abuelas de Plaza de Mayo, la DAIA, la Unión Sionista Argentina de Rosario y otras organizaciones sociales defensoras de minorías discriminadas. La presencia ciudadana fue importante y el debate tomo carácter de asamblea abierta.

 


Coincidentemente con estos hechos, se produjo la visita del presidente de la Bnei Brit mundial a la ciudad de Buenos Aires convocado por el Foro de Antisemitismo. El dirigente informó que el antisemitismo había crecido notoriamente en América Latina y evidentemente Argentina no es la excepción.

En el informe anual sobre libertades religiosas del año 2007 se señala que en el país se denunciaron 586 casos de antisemitismo ante la DAIA, un 35 por ciento más que en el año anterior, de ellas se contabilizan 25 amenazas físicas o actos terroristas y 396 pintadas a través de graffitis en las calles o en la literatura nacional.

 


Vale la referencia entonces al comentario que le hiciera un reconocido rabino hace unos años a Leonardo Senkman, autor del texto Antisemitismo en Argentina. “Erradicar el antisemitismo es imposible en el país pero lo que sí se debe intentar es la contención del mismo”, había afirmado.

 


Sin dudas que para generar esa contención, los antídotos son informar en forma masiva, esclarecer en forma permanente y repudiar los hechos en forma continua.