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Un año y medio que no existió

Ya están las listas que competirán en las elecciones legislativas del 28 de junio próximo. Y ya se perfilan los tres principales grupos en pugna, relegando a un peldaño mucho más inferior a casi una decena de otras agrupaciones.

Muchas lecturas surgen de este “cierre de listas” que se dio tras la primer semana del mes de mayo, pero el más curioso de todos es el mecanismo con el que, tácitamente, el ex presidente Néstor Kirchner pareciera estar queriendo borrar de la memoria de la sociedad argentina los 18 meses de Gobierno de su esposa y sucesora, la actual presidente Cristina Fernández.

Está claro para observadores de los más diversos sectores el hecho de que Cristina Fernández se ha convertido en este primer tramo de su administración poco más o menos que en una figura decorativa, dado que es su esposo y ex presidente quien delinea el programa económico a aplicar.

Pero es también Néstor Kirchner quien se reúne con los referentes de los gremios para “acordar” cuál será el techo de los reclamos, con las distintas agrupaciones políticas para tejer alianzas, y ha sido, curiosamente, quien se ha salido a plantear la amenazadora advertencia respecto a lo que podría ocurrir tras los comicios de junio, si el oficialismo no triunfa.

Pero con el cierre de lista surgió, además, un dato curioso aunque poco advertido: el listado de postulantes a legisladores por el partido de Gobierno la encabezan el propio Kirchner, y lo acompaña, en segundo lugar, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.

Esos dos primeros lugares de la lista repiten la fórmula presidencial con la que Kirchner se impuso en las elecciones de 2003, y con la cual gobernó durante cuatro años.

Si bien en 2009 los comicios son apenas legislativos, y no se esperan cambios sustanciales en el mapa del máximo órgano legislativo de la Nación, la conformación de la lista parece querer enterrar definitivamente en la memoria de la sociedad estos primeros dieciocho meses de gobierno de Cristina Fernández, que tan mala imagen han cosechado entre amplios sectores de la vida política y social argentina.

No menor es el dato de promocionar la lista dando prioridad a la dupla Kirchner-Scioli, que al nombre de la agrupación política por la que compiten, omitiendo, además, al resto de los integrantes de la nómina. A simple vista, pareciera no tratarse de otra cosa que una suerte de “reelección” de la fórmula de Gobierno que se impuso en 2003, y que gobernó hasta diciembre de 2007.

 

Los testimoniales
Un tema sí más abordado, y que quedó confirmado con el cierre de listas, es el de la presencia de los llamados “candidatos testimoniales”.

Es decir, varios de los integrantes de la lista que en realidad ocupan otros cargos en la actualidad, como el propio Scioli, y a los cuales ya confirmaron que no piensan renunciar.

De esa manera, varios de los nombres que figurarán en la lista que los votantes pondrán en las urnas, en realidad no son los que finalmente ocuparán los lugares para los que han sido elegidos.

Más allá de los cuestionamientos, y las impugnaciones que varios referentes de la oposición han presentado en la Justicia y que esperan definición, lo cierto que la inusual propuesta causa incertidumbre en el electorado.

La pregunta que quienes tenían previsto dar su aval al oficialismo se hacen, es quiénes serán los que realmente asumirán en los cargos donde las boletas llevan el nombre de otras personas.

Y esto más aún, a la luz de la multiplicidad de sectores y pensamientos representados dentro del oficialismo, muchos de los cuales, como es el caso del ex referente piquetero Luis D'Elía, no gozan de buena imagen a nivel social.

 

Todos divididos triunfaremos
La canción emblema del Partido Justicialista, conocido popularmente como peronismo, aseguraba desde su creación a mediados del siglo XX, “todos unidos triunfaremos” en uno de sus párrafos.

Sin embargo, la agrupación política se ha caracterizado a lo largo de su historia por sus divisiones internas, y por el amplio abanico ideológico de sus integrantes.

Tanto quienes hoy van en la lista de candidatos a legisladores del oficialista Frente para la Victoria, que encabeza Néstor Kirchner, como los que se ubican en la segunda con más chances de ingresar legisladores, Unión-Pro, provienen de una misma extracción Justicialista (o peronista).

No es esta la primera oportunidad en que los candidatos van en distintas listas, logrando recoger las intenciones de voto dispersas en la sociedad, y debilitando, de esa manera, a otras opciones políticas de real oposición al peronismo.

Muchos, ante la repetición de ese esquema en estas elecciones, y a la luz de que muchos de los que hoy militan en la alianza Unión-Pro hayan abandonado de manera más o menos reciente las filas del oficialismo miran con preocupación la situación.

La inquietud se funda en lo que pueda ocurrir el 29 de junio, es decir, un después de las elecciones, y las no tan disparatadas conjeturas que se deslizan sobre una posible reagrupación de fuerzas bajo la misma línea, la del oficialismo.

Para muchos, el lema es “todos divididos triunfaremos”, retrotrayéndose al dicho popular que asegura, “divide y reinarás”.