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¡Chanchada!

De pronto empezaron a contarse por decenas los muertos por Gripe A (H1N1), que hasta un día antes de las elecciones surgían por unidad. Todas las medidas que no se habían adoptado, se tomaron en tan sólo 48 horas: adelanto de las vacaciones de invierno en las escuelas, suspención al personal del Estado que está expuesto a más riesgos. Algunos distritos cerraron cines, pubs, y otros centros de recreación. De la noche a la mañana renunció la ministra de Salud, se sinceró el colapso de los hospitales, y la falta de médicos, enfermeras, e insumos.


Quizá, en algunos días más, también se admita que muchas de las muertes que por estos días se vienen atribuyendo a neumonías, pulmonías u otras patologías respiratorias, no eran otra cosa que casos confirmados de Gripe A, o gripe porcina como la conoce todo el mundo.

¿Qué pasó desde los datos preocupantes pero contenidos del viernes 26 de junio, a la debacle del martes 30? Nada más que unas elecciones en las que los candidatos del partido gobernante resultaron fuertemente golpeados. En apenas dos años pasaron de un respaldo de la ciudadanía en las urnas del 60%, al 32%. Las tres cuartas partes de los electores argentinos reprobaron la política de gobierno de Cristina Fernández, y pareció ser, entonces, que ante la evidencia consumada, los datos respecto al brote de gripe porcina se sinceraron.

El clima que reina es el de desconcierto y alarma, porque aunque en el día a día las voces de la calle lo proclaman claramente. En el fondo cuesta admitir que no se está frente a un salto cuantitativo de la peligrosidad de la enfermedad en apenas unos días.

Pensar que desde el Estado se mintió respecto a la real situación respecto a una pandemia sólo para lograr resultados electorales más auspiciosos, se aproxima mucho a querer recrear una pesadilla después de haber despertado del sueño con el corazón sobresaltado.

Pero nada cambia. Ahora se habla de "picos" esperables para las próximas semanas, como una forma de justificar la adopción de medidas extremas en estos días. Se habla hasta el cansancio del desborde del Instituto Malbrán, el único centro médico sanitario en el país que releva las muestras para determinar qué casos corresponden a la gripe a y cuáles no. Pero no se arbitran los medios para adaptar a la coyuntura varias otras instituciones capaces de sumarse a la faena, y así poder conocer un diagnóstico exacto e inmediato de lo que está ocurriendo.

La realidad congelada

Mientras que la situación cambió en forma dramática, la página oficial del Ministerio de Salud seguía publicando el 2 de julio el mismo cuadro de situación del viernes 26, donde los casos fatales de gripe porcina eran la mitad de los que había una semana más tarde.

Dos gráficos comparativos llaman la atención. En el primero de ellos, se indica la cantidad de casos de gripe porcina por continente, y la cantidad de fallecimientos que la enfermedad provocó.

Así podía verse que África, los países árabes del Mediterráneo y el sudeste asiático registran casos de enfermos, pero no de fallecimientos. Con 7.500 casos repartidos entre Australia, China y Japón, en la región Pacífico Occidental hubieron sólo 5 muertes. En Europa, sobre 6.746 casos, sólo hay un fallecido. En América hay 52.600 casos, y 303 fallecidos. Bien podría argumentarse que en este continente es donde la enfermedad tuvo su epicentro, y por eso se dio la mayor cantidad de decesos.

Cuando se desagregan los datos, resulta que América del Sur cuenta con 8.267 casos, entre los 52.600 que corresponden a todo el continente, y 35 son los decesos.

Pero - y he aquí lo interesante del informe, aunque detenido en el tiempo, claro -, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Surinam, Perú, Brasil, Venezuela y Ecuador contaban con casos confirmados de gripe porcina, pero sin fallecimientos. Sólo Chile, Colombia, y Argentina tenían muertos por la enfermedad, y nuestro país estaba ya a la cabeza por considerable distancia, sumando el último viernes previo a las elecciones, 26 decesos, contra 7 de Chile y 2 de Colombia.

Podría hablarse de porcentajes esperables de decesos cada cierta cantidad de enfermos, y entonces plantearse que sólo Brasil se encuentra cerca de los 500 casos, y por eso no registra fallecimientos. Sin embargo, en Argentina habían el viernes 26 de junio 1587 casos y 26 muertos, mientras que en Chile había tres veces más casos (5186), y apenas 7 decesos. Esto demuestra que la situación en Argentina es mucho más grave que en otros países del continente, y del mundo. Quizá la única excepción sea México.

Porcino, puerco, cerdo, chancho, o como se lo quiera denominar, en este caso no ha sido el animal el responsable de la chanchada, sino las autoridades argentinas que antepusieron un posible beneficio electoral a la salud de una país entero.