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Judíos y militares bajo el terror del Plan Cóndor


¿Puede considerarse una casualidad permanente la desaparición de 1500, 1800 ó 2000 argentinos de origen judío, entre ellos dos con nacionalidad israelí, en tiempos de dictadura?

Acaba de aparecer "Zikaron - Memoria; Judíos y militares en Argentina bajo el Plan Cóndor, un libro del periodista e investigador argentino Guillermo Lipis, editado por ediciones Del Nuevo Extremo, que analiza la situación de la comunidad judía frente a la última dictadura militar. El libro fue declarado "de interés cultural" por la Secretaría de Cultura de la Nación, auspiciado por AMIA y la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos de la Argentina.

¿Puede considerarse una casualidad permanente la desaparición de 1500, 1800 ó 2000 argentinos de origen judío, entre ellos dos con nacionalidad israelí, en tiempos de dictadura?

Esta pregunta, hecha en muchos casos por familiares sobrevivientes, y la ausencia de una autocrítica responsable de las instituciones centrales de la comunidad judeo-argentina, salvo excepción de la AMIA, llevaron a iniciar el desafío de tratar de reconstruir este tramo histórico y particular de esta colectividad.

La comunidad judía, una minoría tan argentina como los descendientes de españoles, armenios, griegos o musulmanes, fue vista como un grupo que debía ser controlado y vigilado por la represión ejercida por la dictadura cívico-militar que gobernó el país entre 1976 y 1983.

A pesar de ello, y para despejar posibles resquemores o prejuicios, cabe responder a la siguiente pregunta: ¿fue la propia comunidad o su dirigencia responsable de las desapariciones? Definitivamente no. Pero la conjunción de la planificación y percepción de los gobiernos de facto junto a las acciones, inacciones y reacciones de una dirigencia comunitaria que actuó como pudo, como supo o como quiso, arrojó ese abultado número de desaparecidos en medio de cierta laxitud política.

Se ha tomado como verdad oficial que las dictaduras no fueron antisemitas en sí mismas, sino que existieron bolsones de antisemitismo en las fuerzas de seguridad responsables de la mayor catástrofe de muertos y desaparecidos de argentinos de origen judío por fuera de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA.

Y, además, se afirma que ninguna persona, en aquella época de plomo, fue secuestrada por su origen judío, sino que -en todo caso- una vez que era secuestrada y se la identificaba como tal, recibía dosis extras de tortura por su condición identitaria.

En su "Informe sobre la situación de los detenidos desaparecidos judíos durante el genocidio perpetrado en Argentina 1976-1983.", el Centro de Estudios Sociales de la DAIA expresó que "el genocidio ocurrido en Argentina, pese a no ser un genocidio estrictamente planificado como anti-judío, afectó de muy diversas formas a la comunidad judía argentina".
"... La comunidad judía fue afectada como parte de la comunidad argentina global: como miembros insertos en los diversos sectores de la sociedad, fueron afectados en su carácter de ciudadanos argentinos. Pero, más allá de esto, la comunidad judeo-argentina sufrió también en forma particular, tanto durante el secuestro y ‘desaparición' de las personas judías como durante su estadía en los centros de detención, donde numerosos testimonios denuncian el ‘tratamiento especial' al que fueron sometidas las víctimas judías...".

También se pueden recorrer algunos otros documentos en los que no se reconocía el antisemitismo presente en el poder omnímodo de aquella época.

1977. DAIA: "El antisemitismo no es una política de gobierno": En un documento desclasificado por el Departamento de Estado del gobierno de los Estados Unidos -Documento: 1977Buenos08258, fechado el 3 de noviembre de 1977- se informa que la DAIA ratificó ante los veteranos de guerra judíos americanos Herman Moses y Ainslee Ferdie que el antisemitismo no era "una política de gobierno".
Moses y Ferdie sostuvieron, en Argentina, encuentros con funcionarios de la cancillería local, de la Corte Suprema de Justicia y con líderes de la DAIA.
En el despacho desclasificado el relator indicó que "... representantes de la DAIA... reiteraron a las visitas que el antisemitismo no es una política de gobierno y que ellos prefieren manejar localmente los temas vinculados al antisemitismo, sin la interferencia potencialmente peligrosa y la presión de los judíos estadounidenses...".

1978. Kovadloff: "La comunidad judía está en un período de florecimiento": En un reportaje aparecido en la revista israelí ‘Semana', del 12 de septiembre de 1978, quien fuera director de la Oficina Latinoamericana del American Jewish Committee (AJC) con sede en Buenos Aires, Jacobo Kovadloff (fallecido a mediados del año pasado), consignó que "la comunidad (judía) en su mayoría no cree en el peligro del antisemitismo, y tiene motivos para no creerlo porque objetivamente la vida judía se desarrolla normalmente, hasta puede decirse que se encuentra en un período de florecimiento... es así que, objetivamente, la mayor parte de la gente afectada por persecuciones lo es, a veces justamente y a veces con arbitrariedad, so pretexto de su pertenencia a la guerrilla".

Existen infinidad de documentos como estos en los que parte del establishment judío afirmó, en otras palabras, que durante los años de plomo nadie fue secuestrado por su condición judía sino que fueron afectados "como parte de la comunidad argentina global". Y sólo reconocieron el trato especial por el origen de esta minoría, una vez que los jóvenes eran secuestrados e identificados como tales.

A tal punto minimizaron el antisemitismo de Estado que instalaron esa verdad ‘oficial' como una verdad ‘institucionalizada'.
Es así que el 2 de diciembre de 2007 -cuando la AMIA inauguró el Monumento recordatorio a las víctimas judías del terrorismo de Estado en el cementerio israelita de La Tablada- el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, afirmó en su discurso que "... es tan cierto que nadie o casi nadie fue víctima elegida por ser judío, como es cierto también que el ser judío significó que sus captores aplicaran mayor ferocidad en las torturas, en su condición de prisionero y en la decisión de su muerte, haciendo palpable la genealogía del racismo y de la xenofobia que anidaba en sus mentes".

Testimonios y documentos publicados en "Zikarón-Memoria..." demuestran, sin embargo, que existió también una premeditada planificación y control sobre las comunidades judías de América latina. Particularmente nos abocaremos a explicitar algunos hechos relacionados con la colectividad israelita de la Argentina.

                                      

Los archivos del terror 

Muchos de esos documentos aparecieron en los llamados Archivos del Terror que aún están siendo ordenados y desclasificados por el Poder Judicial paraguayo, en Asunción. Estos archivos son una de las colecciones testimoniales más completas y documentadas sobre el funcionamiento coordinado de los ejércitos latinoamericanos en el llamado Plan Cóndor.

En esos archivos, administrados por el Centro de Documentación y Archivo para la Defensa de los Derechos Humanos -CdyA-, existen innumerables documentos probatorios del seguimiento y control que las dictaduras ejercieron sobre algunos líderes alternativos de la comunidad judía argentina.
Pueden leerse fichajes sobre el Movimiento Judío por los Derechos Humanos; el rabino Marshall Meyer, a quien involucran en "el movimiento de sacerdotes pro marxistas en Argentina"; o una nota periodística de Carlos Ernesto Ruiz quien afirma que en la Argentina vivían "3.000.000 de judíos" a quienes les adjudicó "un claro sabotaje a nivel nacional... que deben contabilizarse como un factor de suma importancia en la derrota..." cuando la guerra de Malvinas.

Si no había antisemitismo oficial y control sobre esta minoría, ¿cómo se explican estos documentos a 1.650 kilómetros de Buenos Aires?

Los judíos de Villa Ángela

Y un último documento, a modo de ejemplo, habla a las claras del control impuesto sobre la colectividad judía de la Argentina. 

Así como en el campo de las ciencias en ocasiones los descubrimientos se producen por casualidad, hacia fines de 2005 el periodista de 'La Nación', Jorge Elías, publicó en su libro 'Maten al Cartero' (CADAL) un documento hallado en los archivos paraguayos que ayudó a motorizar las investigaciones para 'Zikarón...'.

El material hallado en las afueras de Asunción da cuenta -para ese mismo tiempo- de una reunión de coordinación entre representantes de las fuerzas armadas y de inteligencia  del Paraguay y la Argentina. 

La carpeta, rotulada como "DPTO. VII", fue preparada para la Segunda Reunión Bilateral de Inteligencia entre los ejércitos de Paraguay y Argentina realizada en Asunción entre el 27 y 28 de julio de 1978.
En su punto 3-a) enumera "Problemas surgidos en la jurisdicción sobre la participación de organizaciones terroristas y/o políticas de otros países en apoyo a las que operan en la misma". Y encuadra cuatro grupos u organizaciones que, según el informe, apoyaban al terrorismo en la región:

"1) Reunión de judíos: En el mes de mayo se realizó en el interior del CHACO una reunión auspiciada por la Sociedad Hebraica de VILLA ANGELA, a la cual asistió en carácter de conferencista un general judío en actividad de nombre CHERKASCHY. Lo tratado en la reunión a la cual asistió gente de edad, toda judía, fueron temas inherentes a la situación del estado judío y la posible ayuda financiera en caso de un nuevo conflicto bélico en el Medio Oriente".

"2) Comisión Mundial de Pueblos Indígenas: Esta organización realizó en BRASIL un congreso en Mar 78 a la cual asistieron varias personas con amplios antecedentes marxistas y utiliza como fachada "Medidas de Solidaridad a los pueblos indígenas...".

"3) Visita de miembros de la Cruz Roja Internacional: Efectuada en Mar 78 a las provincias de la jurisdicción... Tomaron contacto con autoridades militares y provinciales, visitando unidades carcelarias. Se detectó un claro intento de obtener información relativa a subversivos desaparecidos...".

"4) Ejército Rojo Japonés".

Bajo el subtítulo "Modo de intercambiar información y forma de operar" se detallan los contactos de militares de inteligencia argentinos destacados en estas operaciones y se explica que "se autorizará el trabajo conjunto en los interrogatorios".

Los militares argentinos afectados a estas tareas indicados en el documento fueron el "teniente coronel Martínez", del destacamento de inteligencia 124; el "mayor Gomar", de Inteligencia de la provincia de Formosa y el "mayor Quiroz", del destacamento de Inteligencia de Misiones.

Mientras la dirigencia judía minimizaba los alcances del antisemitismo de Estado, los militares habían decidido reprimir sistemáticamente según consta en el informe binacional en el que justificaron la represión.

Los militares creyeron haber hallado al menos uno de los centros de influencia más importantes a combatir mientras les hacían creer a los dirigentes de la comunidad judía local, y probablemente a los funcionarios de la Embajada de Israel, que con ellos podían sentirse protegidos.

- "Durante el gobierno del Proceso de Reorganización Nacional ¿se ha producido algún acto de antisemitismo, alguien ha puesto alguna bomba en una sinagoga?
, le preguntaba el comodoro Güiraldes al entonces embajador israelí Ram Nirgad, según Gabriela Lotersztain registró en su libro "Los judíos bajo el terror. Argentina 1976-1983".

- "En estos días es bastante difícil andar poniendo bombas", dice que respondía el embajador.

Lo que nunca pudo comprobarse, hasta ahora, es que la comunidad judía estaba efectivamente en la mira y era seguida y controlada por los servicios de inteligencia regionales.

La representación de argentinos de origen judío entre el colectivo total de desaparecidos parece dar cuenta de ello y tirar por la borda algunas ideas instaladas.

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Extracto Capítulo 11 

Israel y la dictadura argentina. ¿Una política bifronte?
 

... ¿Fue correcta la política de venta de armas israelíes a la Argentina? es la pregunta frecuente.

Planteemos, en todo caso, una hipótesis más abarcativa que tampoco impide excluir otros pareceres: Más allá del evidente negocio que las empresas israelíes realizaron vendiendo armamento a la Argentina... ¿es posible que esas ventas hayan flexibilizado la voluntad de los militares de modo de que éstos accedieran a la liberación de un mayor número de judíos de las cárceles? ¿Fue analizada esta alternativa por Israel, la consideraron a la hora de la venta y la salvación de personas?

En Israel también se produjeron decisiones ambivalentes entre su dirigencia y diferentes grados de evaluación de las necesidades de la ‘realpolitik'. Los motivos estuvieron plagados de múltiples circunstancias basadas en su propia coyuntura de gobierno y la evaluación realizada sobre una escala de necesidades vinculadas a  sus recursos económicos y relaciones internacionales.

... en la década del setenta los israelíes salían de la Guerra de Iom Kipur (1973) con una dudosa sensación de victoria y una economía golpeada; cambiaban la línea de su gobierno socialdemócrata (laborismo) por una derecha liderada por Menajem Beguin (Likud) en 1977; y confrontaban en frentes internacionales hostiles como el de los ataques ideológicos en las Naciones Unidas donde los países árabes, junto a sus aliados tercermundistas, lograron que se igualara al sionismo con el racismo a través de una resolución diplomática que, para revertirla, requería de los votos de países de ese mismo Tercer Mundo (en el que la Argentina se encuadraba) ...

Bajo el subtítulo "Las relaciones multilaterales" del punto ‘g' titulado "Israel y la violación de los derechos humanos en Argentina", del informe de la Comisión Israelí por los Desaparecidos Judíos en Argentina, Efraim Zadoff ratificó esta coyuntura cuando explica que "entre Israel y la Argentina se produjeron serios roces a causa de declaraciones de los delegados argentinos y sus votaciones en los marcos internacionales a favor de las posiciones árabes en general, y de los palestinos en particular".

Zadoff explicó el vínculo entre la Argentina e Israel y la comunidad judía del primer país: "Durante el gobierno de Isabel Perón se produjo un acercamiento de la Argentina con los países árabes, en particular con Libia, de tal forma que causó preocupación a los diplomáticos israelíes, quienes llegaron inclusive a temer por la amenaza de un corte de relaciones".

Y agregó que "el gobierno militar tomó otro rumbo, y las relaciones abiertas con Libia se interrumpieron, aunque los nuevos gobernantes intentaron un acercamiento con los países árabes y la OLP. En sus participaciones en escenarios internacionales como la Asamblea General o la comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, así como también en los congresos de los Países no Alineados, los delegados argentinos pronunciaban discursos a favor de la postura palestina y votaban conjuntamente con los países árabes en contra de Israel...".

De acuerdo a este equilibrio -o desequilibrio- general, la mirada y estrategia internacional israelí abarcaba mucho más que el interés de las familias de jóvenes argentinos de origen judío, focalizado en un reclamo razonable a través del cual peticionaban que Israel presionara por la aparición con vida, la liberación de las cárceles de sus hijos y por el cese de la venta de pertrechos a la dictadura.

La necesidad de recursos económicos... y la urgencia por obtener el voto de países como Argentina pudo haber asfaltado el resto del camino, caratulado de diferente modo por izquierdas, derechas, familiares de desaparecidos y presos políticos...