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Canal de comidas


No entiendo a la gente que mira programas de televisión sobre preparación de comidas, si al final el que se la come es el que la hace. Indefectiblemente dicen: "¡Ustedes no saben, no se imaginan, ojalá pudieran oler el perfume que tiene esto!" y se llevan a la boca un bocado.


Falta que agreguen "y nunca lo van a saber, porque si cuento todos mis trucos, ¿quién me compra el próximo libro?". La fauna de personajes que habita este espacio gourmet es variopinta; pero en última instancia, casi todos comparten los mismos clichés.

Cuando explican que "como el tiempo es tirano en televisión ya he traído preparado este coulis de chocolat" -pronunciar cu-lí, con perdón de la palabra, que es una salsa de chocolate-, vos te preguntás cómo lo hizo. No te preocupes, pronto aparecerá una placa con los ingredientes a utilizar, donde menos vas a entender aún.

Por ejemplo: "Cantidad necesaria". ¿Cuánto es la cantidad necesaria? ¿Es como Pi = 3,1416... y siguen los números? ¿Cantidad necesaria para forrar un edificio con "chocolat" o tres cubanitos? Recordemos que nuestra vernácula exponente del pop art, Marta Minujin, cubrió el obelisco con pan dulce.

Ingedientes exóticos 

Vi un repostero que sólo utiliza azúcar, huevos y leche nacionales, quiero creer. El resto lo trae del exterior. "Sal marina de las islas Seychelles", "cremor tártaro" -ingrediente que mete miedo- de Bélgica; unos moldes gelatinosos (en realidad son de siliconas) que ahora ya se consiguen en las más caras casas del ramo con el debido estampillado "proveniente del extranjero".

La rubita cocinera, cuyo apellido es el mismo que el del creador del diario Crítica, suele entrar a la cocina televisiva, cuando no está embarazada, en patines. Excitada y gritando anuncia la receta del día, que inevitablemente pronuncia mal. No digo que deba hablar lenta y pausadamente como la santiagueña Doña Petrona, ni cometer falso diptongo: "Estos tallarines son un puema", pero al menos se le entendía.

¿Por qué ese afán de dedicarse a la cocina europea - knishes, blintzes, shtrudel, shtollen, torta Dobosh y borsht - si los televidentes ni siquiera sabrán cómo se pronuncia correctamente lo que comen?

Otra aseguró que "emplatar", novísimo neologismo que significa disponer con gracia en un plato o fuente la comida, es muy importante para que los "invitados se asienten". Cuando escuché eso me dije, o ella o yo no estamos bien del coco. Viene a colación, valga el epíteto, ya que lo utiliza mucho en sus recetas. Hasta que deduje, debido a la función diacrónica del lenguaje que, por invitados quiso decir ingredientes. ¡Qué susto!

Esta chica, que tiene el nombre de un tipo de corte de verduras y de la reina de Holanda, explica lo que todos podemos ver en la pantalla. Por ejemplo: "ahora voy a apagar la hornalla porque no la uso más y voy a sacar el bowl porque me molesta", y...y...hasta que te dormís.

Un chef solitario

Otro que habla pausado y narra sus acciones como si no bastara lo catódico, es un famoso chef que, solitario, desde Laguna Garzón -Uruguay- o la Patagonia, arma una comida rarísima en unos cacharros viejos, mientras le habla a su perro. Sus platos son simples, por ejemplo, "huevos fritos para mojar el pan y hablar y hablar y hablar de lo que sea, pero hablar". Él lo hace respecto de la historia de ese plato. Quién, cómo, cuándo y por qué se desarrolló este precioso manjar y se lo explica detalladamente al perro.

Hasta que un día muestra la saña con la que desmenuza una trucha, y la trucha se le cae, la levanta, no la lava y dice: "no importa" y la sigue golpeando como si aún estuviera viva. En ese momento pensás que este buen hombre, que le habla a su perro, un día te podría descuartizar, comerte y contárselo a su perro. O descuartizar al perro y hablar solo.

Por último, arrima un plato, una copa de vino y se pone a comer lo que preparó. Y le habla al perro. El hombre es un poeta y habla y habla y también te dormís; pero de sueño natural, sin somníferos. Porque se ve que al hombre le gusta la naturaleza y vos con tal de que deje de hablar lo acompañás, hasta con la televisión encendida.

Siguen los ejemplos de cocineros en acción, pero por hoy me detendré en estos pocos. Se dice que en la televisión argentina así como ha proliferado la ficción, no existen programas humorísticos. Personalmente, pienso que éstos lo son, si uno sabe mirarlos con cantidad necesaria de sal y pimienta, que en mi caso, es una pizca.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 2.5.10
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