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Noi siamo fuori del Mundial


He pasado fines de semana estupendos. Claro, que no el del último 3 y 4 de julio y no sólo por el clima pegajoso. El sábado antes del mediodía, no encontraba un lugar en mi propia casa. Horrible.


Para no ser menos que mucha gente, adherí a la nueva forma de ver televisión, la digital, instalándola en uno solo de los dos televisores. Horrible.

La probé precisamente ese infeliz sábado y ya que estamos domingo también. Este sistema muestra como si lo pidieras, qué dan en otros canales, qué podrás ver en el 2012 - si es que no se acaba el mundo - y si preferís música soul, house o disco. ¡Y a vos sólo te interesa ver cómo va el partido y a lo sumo la temperatura!

Encendí el otro, el irreprochable y gauchito televisor de procedencia fueguina, con el que nos entendemos ya que hablamos el mismo idioma, y no esa jerigonza del ¡Oh Gran Televisor!

Efectivamente, había algo que me había perdido. En ese televisor ya iban por el segundo gol. El "delay", cuando lo experimentás por primera vez sin que nadie te haya advertido, hace que creas que te llegó el momento de heredar la demencia precoz de la madre de tu amiga. Escuchás lo que ya habías escuchado. Cuando decidí apagar el ¡Oh, Gran Televisor! y volver a mis raíces patagónicas, me di cuenta de que sigo como de costumbre, bastante lejos de la madre de mi amiga.

Por momentos me adentraba en Facebook, donde siempre encontrás algún argentino virtual de mala hechura láctea, ¡bah! mala leche, que escribía ¡Vamos Alemania! cada dos segundos. Estos textitos me servían para descargar mis sensaciones. Horribles.

¡Gracias enemigo! Debido a tus comentarios y a mis respuestas, me ayudaste a andar con las piernas cortadas y a superar el desaliento. De otro modo, me hubiese convertido en la madre de mi amiga.

Es increíble. Pocos elementos, - once jugadores y seis grados de separación entre conocidos, de eso se trata Facebook - bastan para que puedas armarte una vidita llena de pasión, sin que exista una persona de carne y hueso a tu lado. Mejor. De este modo, podés terminar seriamente dañado una mañana donde ya has registrado tres situaciones. horribles.

Facebook me proporcionó una distancia óptima.En cualquier red, es preferible decir de todo en forma elegante; lo que se escribe puede ser visto vaya a saber por quién, pero muchos. Y cuando ya la elegancia es algo que se te agota, lo mejor es retirarte a tomar algo líquido, sin siquiera decir chau. Por eso de "se necesita tanta agua para apagar tanto fuego rabioso", en el caso que me ocupa.

Como ahí afuera había una vida en serio y hacía calor, me reuní con amigos, que continuaban hablando de lo acontecido. Sólo que con bromas acerca del jugador brasileño de apellido Blumer y cuyo nombre es Elano, junto con el de Kaká. Divertidas.

Tampoco iré a decir que no pasó nada. Pasó todo. Hubo un asesinato, como en el policial clásico, "de la ilusión". Sólo que no soy Sherlock Holmes, Scottland Yard ni Gonzalo Bonadeo, para desentrañar cuál fue el móvil del crimen.

Cuando volví a Facebook, el mismo argentino saltó como - mala - leche hervida, cuando otro en el mismo Chat le espetó, -transcribo literalmente-: - ¡L. T. A, Viejo! -. Frase que el Director Técnico de la Selección Argentina, le derramó a un todavía ignoto periodista deportivo el pasado año.

Lo bueno de algunos Chats es que te obligan a tener respuestas rápidas y reflejos afinados, como en el fútbol. De otro modo, siempre queda el recurso de ir a tomar agua.

Alguien comentó con la misma inquina que el argentino antes mencionado: - ¿Vieron que el pulpo tenía razón? - Ahí mismo respondí: - Al pulpo, Le Tengo Asco, sobre todo en una paella mal cocida -.

El lunes volvimos a ser "amables conocidos" en el Chat.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 11.7.10
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