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Un encuentro imaginario entre Woody Allen y yo

Woody Allen dice que el humor es el resultado de la suma de tragedia más tiempo. Mientras hago tiempo recuperé este diálogo imaginario entre él y yo. Llamé. Me atendió alguien que parecía joven por la voz. Me pasó con él.

No se mostró sorprendido sino malhumorado. Recién se despertaba y seguramente la comida de la noche anterior aún le duraría en el estómago.

Me presenté. Teníamos un amigo en común: Benjamin Specialman. Fui al grano.

-De acuerdo -dijo algo abrumado-. Encontrémonos. -No te entiendo bien.

-¿Dónde?

-¿Sabes dónde? En Canal y Varick, justo en la esquina hay un puesto que vende los mejores hot dogs de New York. A las 4PM. Llegó puntual.

-"Hello" y alguna otra cosa más le dije en inglés, utilizando el "you know" más de la cuenta pero con menos acento de Brooklyn que el de él. Personalmente me entendía mejor. Vengo a ofrecerte un negocio. Será mi primer negocio ya que no puedo llamar negocio a los dos CD que cambié a un amigo.

-¿Y por cuáles los cambiaste?

-Por uno de Frank Sinatra en sus duetos, ya sabes, con Bono, y por otro de Lou Reed.

-Hiciste un buen negocio.

-Woody, ¿puedo llamarte así? -Seguro, ése es mi nombre.

-Mira nena, yo ya me retiré. Ahora estoy casado. ¿No te lo ha dicho Specialman?

-No es a esa clase de negocio a la que me refiero.

-¿Cuánto cuesta y de qué se trata?

-De plata hablaremos más tarde. Clara es un personaje inventado por mí que vende humor.

-¿Y para qué quiero yo eso? Además no tengo dinero. Llevo invertidos miles de dólares en abogados.

-Para hacerla producir en el negocio. Tú sabes, le haces decir cosas, temas sexuales con niños, adolescentes, abuelos, primos, tías o relojes, computadoras y enchufes. Sabrás hacerlo mejor que ninguno.

-Entiendo. Lo tengo que pensar. ¿Qué quieres a cambio? Yo sólo puedo ofrecerte otro personaje. A Needelman, por ejemplo.

-Te recuerdo que a Sandor Needelman lo has matado en "Recordando a Needelman".

-Es cierto. Tienes buena memoria.

-En ese caso quiero a Kugelmass, el profesor de Humanidades "calvo y tan peludo como un oso". Nosotros tenemos a Platero, "que es suave y peludo" pero es un asno.

-¿Qué es un asno? -Es un burro.

-¿Y se hace humor con los burros?

-Tú sabes, es un país donde los burros gozan de cierto prestigio. Como las vacas en la India.

-¡Qué asnos!

Sonó el celular. Su analista debía cambiarle de hora, por otra más tarde.

-¿Y qué hago yo ahora? Deberé buscar otro mientras tanto. -OK, lo veré luego Dr.

-Malas noticias, nena. A menos que seas psicoanalista deberé irme.

-Pues quédate.

-Sólo te pido que no me malinterpretes. A propósito, recuérdame a Kugelmass, por favor.

-Es el tipo aquel a quien su analista le dice: "después de todo yo no soy mago, soy analista".

-Sigue. Lo que has dicho no me dice nada.

-Aparece entonces El Gran Persky, un mago que lo lleva a tener un fin de semana tan intenso como caro con Emma Bovary. Cuando ella le exige casamiento o que la devuelva a la novela, él prefiere no meterse en líos ya que comienza a hartarse. Además de estar ya casado con otra. Se soluciona el problema y en una segunda oportunidad, el armario que funciona como máquina del tiempo, tú sabes, se atasca en un texto de Español para Principiantes, con Kugelmass adentro. ¿Puedes imaginarte? Puros verbos y ninguna mujer.

-¿Eso escribí yo?

-Así es.

-¿Y qué harás con Kugelmass?

-Como buena analista, primero lo analizaré. Luego lo convertiré en el ser más prolífico que jamás haya existido en la literatura, no se quejará más, lo haré adelgazar, lo vestiré mejor ¡lo haré un tipo feliz!

-En ese caso trato hecho. Debo confesarte que me sacas un fardo de encima.- Pero te advierto que para hacer eso con Kugelmass hace falta un mago, no un analista.

Y partió hacia el suyo.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 5.12.10
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