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Todo lo necesario en una valija que pese 20 kilos

Horangel recomendaba a mi signo "ser valiente y aprender una actitud previsora, más allá de sus habituales cavilaciones". Entonces, me dispuse rápidamente a leer el pronóstico que anunciaba diluvio para el día siguiente.

En un ataque de decisión, de los que sólo puede producir Horangel, bajé a la calle a pasear, para matar dos tiros de una pajarona: el tiro de la previsión y el del diluvio que se avecinaba y me impediría caminar. La pajarona soy yo. En efecto, hubo al día siguiente alerta meteorológica. Soy supersticiosa; los pronósticos y horóscopos me inquietan, no lo puedo evitar. Mis psicoanalistas tampoco.

Valiente, avanzaba por una avenida ancha que existe en mi barrio, a la que nunca me voy a mudar, ya que no le temo a las alturas, ¡le temo a las "anchuras"! Si alguien quisiera castigarme duro, con obligarme a cruzar dos veces - ida y vuelta - la Avenida 9 de Julio, lo lograría. Imposible intentar controlarlo "todo" en calles tan anchas. En consecuencia, me dediqué, previsoramente, a hacer una listita mental de prioridades que deben ingresar a la valija de cualquier persona, antes de viajar. Y yo soy cualquier persona.

Más que una listita, parecía un manual de autoayuda o una adivinanza: ¿Cómo hacer que una valija que pese 20 kg contenga todo lo que necesito? Caminaba, absorta, tratando de esquivar a los corredores que despiden un asqueroso olor a corredor y por eso me ligué de un ciclista: "flaca, mirá para los costados cuando cruzás". ¿Qué costados, dónde hay costados?; le contesté y esquivé al que venía detrás.

He aquí mi listita: Primero el cargador de la compu, que es el rey de todos los cargadores, ya que los demás van prendidos de éste, como dice Moria Casán de su delantera cuando se refiere a los "parvenues" de nuestro showbizz de cabotaje. Se entiende que luego va la batería de la misma lap-top, la almohadilla eléctrica, el cargador del celular, el de baterías y pilas, el cable o ¿cargador? ya ni sé, de la máquina de sacar fotos, el del MP3 y el de mis piernas para soportar unos borceguíes que no dejan pasar el frío, pero tampoco te dejan caminar. Sirven para que lo mires todo con cara de azorada, como una estaca, sin moverte.

Aquí ya me adentro en el segundo ítem a contemplar: la farmacopea. O sea, remedios por si acaso, para "tooooodo", lo que pueda suceder. Remedios para la circulación, la digestión, y la depresión y mucho del Vademecum médico, cuyos malestares terminan en "ción".

Y no me olvido de las vitaminas que van desde la A a la X, Y y Z. No entran dentro de medicación ya que son suplementos dietarios -no esos que venden en las malas farmacias del ramo-, con dosis para mosquitos. Yo uso las grandes dosis que vienen en frascos separados, recuerden que soy una pajarona. Una gran pajarona.

Llevo cartas de médicos y laboratorios afirmando que son de uso personal.

¡Gracias Sr. Horangel por alimentar mi síntoma, haciéndome más previsora de lo que soy! Lo de ser valiente está bien, se lo acepto; tiene razón.

Libros: ¿Cómo sé que no me va a dar ganas de releer Muerte en Venecia? ¿Eh? ¿Y si quiero volver a Woody Allen y más aún si me desespero por leer el libro Predicciones Astrológicas de Horangel 2011-2012? Tengo que ingresarlos a mi pequeña listita, que ya lleva a ojo de buena cubera, unos 18 kg con computadora incluida. Si la porto en el hombro, debo incluir remedios para "luxación", que no había contemplado. Eso sí, "El conformista" de Moravia, en este viaje no lo llevo.

Como se podrá observar la ropa ocupa el cuarto puesto en el "ranking de lo más necesario" a la hora - espero puntual - de viajar. Y no es porque no me guste, todo lo contrario. Sólo que iré desnuda, con varios equipos de ropa interior. Se entiende que "iré desnuda" es una metáfora que sirve para decir de otro modo, que no usaré casi nada de la ropa que adorna mi placard. Esta vez he decidido viajar vestida toda de negro, con dos o tres conjuntitos simples. Es por eso que cuando envíe fotos a mis amigos, les aviso desde ya que "eso negro que se ve, soy yo.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 6.2.11

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