Imprimir

Promesas de fin de año

Llega el fin de año y con él surgen renovadas promesas y propósitos que casi nunca logramos cumplir. Es por esto que alejado el 2013, nos hallamos prontos a entrar a un nuevo desafío llamado 2014.

No olvidar que la terminación 13, el número 13, nunca es portador de buenas noticias, al menos para muchos que no pueden sustraerse de cierto espíritu pre-científico como lo es la superstición. Yo la heredé de mi madre y de mi padre que la ayudó a impregnarme de ese aroma de suerte esquiva. ¿Imaginan lo difícil que fue encabezar una carta, con el año en curso? En fin, ya falta menos para borrar de un plumazo esa fecha.

Lo mejor y más útil que encontré, luego de cavilar un rato largo, es proponernos acciones posibles de cumplir. Para esto imaginé un modelo con propósitos graduales, que requieran de un menor esfuerzo a uno mayor. Los objetivos a cumplir para cada uno serán diferentes.

Ahí va un modelo posible de acuerdo a mis potencialidades.

1. No voy a criticar más los recientes tatoos de Marcelo Tinelli. Él es dueño de su cuerpo más que de su productora de contenidos, que acaba de vender.

2. Usaré el aire acondicionado a 24 grados por más que de mi cabeza bajen dos cataratas de agua a las cuatro de la tarde de un día cuyo promedio es de 39. Como es debido, el ministro de Planificación - de Vido -, ya anunció que es probable, o sea, que van a haber cortes de suministro eléctrico. La energía es un bien escaso que otros también necesitan. Díganmelo que a mí, que energía nunca me sobra.

3. No compraré más DVD truchos en la calle a mi proveedor habitual ni a ningún otro mantero, por más que me ofrezca tres al precio de uno. La industria sin chimeneas, agradecida, además siempre me quedo con ganas de ver el final.

4. Me privaré de harinas blancas híper refinadas y no miraré de cerca chocolate alguno. Helados ya no como.

5. Abrazaré causas justas e iré a todas las reuniones que se me soliciten, aun cuando comiencen a las 22:00 un día de semana y en invierno. No sé si las reuniones de consorcio están incluidas, lo tengo que pensar aún.

6. Navegaré menos por Internet, por Facebook y escribiré más y sin detenerme a mirar el techo. Que ya ha sido demasiado inspeccionado por mí.

7. Voy a mirar menos televisión, aun cuando encuentro justificación al decir que lo hago por mi cátedra. Mentira. Me gusta tanto como los postres. Acá ya se empieza a observar un cierto nivel de sacrificio, más que de esfuerzo, que me lleva a reflexionar ¿Podré?

8. Practicaré deportes - golf, tennis, squash - en pos de aprovechar el tiempo libre y ocioso que me queda, después de leer, mirar televisión y navegar por Internet menos que otros años, se entiende.

9. Voy a llamar al profesor de bridge a quien le debo una llamada desde los siete años y medio. Dicen que es bueno para agilizar las neuronas. El mismo lugar es compartido con «No voy a hervir mi paciencia cuando llame a algún prestador de servicios y hasta la música en espera de «Butch Cassidy» me va a parecer ´divina.

10. Voy a escribir la novela que tengo dispersa en distintos papeles, agendas y libretitas.

Groucho Marx decía que la felicidad consiste en disfrutar de pequeñas cosas. Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna. Obviamente no puedo estar en desacuerdo con él. Sin embargo, la alegría, prima cercana de la felicidad, consiste en cumplir con determinados y pequeños objetivos. Y por primera vez voy a decir que el pesimismo el - «si está bien no importa» pasó de moda. Sin creer que ser optimista a ultranza todo lo puede.

Lo único que conduce a realizar aquello que nos propusimos es algo bastante bastardeado llamado voluntad; creer que eso es posible para uno y trabajar en pos de ello. El placer y la alegría de la tarea cumplida es inefable. Claro que estoy refiriéndome además de la voluntad a la responsabilidad. Otro tema también ninguneado. Uno es responsable de aquello que proclama. El punto es no apostar demasiado alto en una sola jugada.

Mi padre jugaba al póker. Yo no aprendí pero me gustaba mirar cómo lo hacía junto a sus amigos. Ha llegado el tiempo de que hagamos nuestras propias apuestas: no vale repetir.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 29.12.13

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.