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No me moleste mosquito

«Cuando Gregorio Samsa se despertó después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto...» Kafka no dice, en «La metamorfosis», de qué insecto se trata, sí que tiene caparazón.

Estoy en condiciones de afirmar que no se trataba de un mosquito. Las veces que he reventado uno contra la pared, vi sangre, no caparazón.

Dado que las películas sobre vampiros han vuelto con todo, los mosquitos - pequeños chupadores de sangre y paciencia - son víctimas de esta moda y la aplican con virulencia.

Les he declarado la «fatwa», matarlos en el lugar en que se encuentren, aunque manchen las blancas paredes de mi cuarto. Las paredes, la camiseta y hasta el propio cuerpo se manchan cuando se trata de matar a un mosquito.

Que alguien me explique por qué aparecen de golpe y por las noches. Las descripciones de Wikipedia o Google no me convencen. Es más, intuyo un leve tono de defensa. En cambio, los dermatólogos on-line que visito con frecuencia, al menos brindan estrategias para combatirlos.

Interrogantes   

¿Qué mal les hice para que aparezcan en mi casa? ¿De qué huyen? ¿Piensan que les daré amparo? Es claro que tienen pocas pulgas. Arremeten con más ímpetu cuando ven descansar a una persona después de una jornada de trabajo. Tienen el sueño cambiado. De día duermen, de noche pican.

Están siempre al acecho. Si hasta se meten en las heladeras. ¿Será que la mía no enfría lo suficiente? Las casas de electrodomésticos deberían alertar al público y publicitarlas con una banda que diga, además de «no frost»; «no mosquito freendly».

Algunos dicen que la culpa no es del mosquito sino de quien le da de comer. O sea, yo.

Otros afirman que los atrae la sangre dulce. Wrong. Cualquiera que ha probado sangre, no por vampirismo sino por una lastimadura, sabe que es salada. Hay quienes afirman que pican cuando detectan un PH de la piel acorde a sus gustos e intereses. Los médicos recomiendan alterar el PH y tomar tiamina para que estos HP se abstengan de molestarte. Puede ser eficaz, es cierto, pero también ahuyentás a toda persona que se te acerque. No me parece agradable espantar por el olor.

En la agonía 

Lo peor es cuando el díptero - dos alas - más muerto que vivo, comienza con el rap «la errancia del Mosquito» y aterriza en mi pelo.

En estas condiciones, intento sentir lástima por su lenta agonía. Pero no puedo, no me sale. Inmediatamente recuerdo las veces que se ha entrometido entre mi piel y la ropa. Me pican aún a través de ella, que también rocío con repelente. Esto me produce una sensación de adelantamiento de la locura incipiente que francamente aún no merezco y menos por un miserable mosquito.

Del zumbido qué puedo decir que ya no se haya dicho. Lo anterior vale, sólo agrego que compré unos tapones para los oídos razonablemente buenos. Claro que para que sean absolutamente eficaces deben acompañarse con un antihistamínico de acción prolongada que dura tres veranos australes y tres boreales. Ando dormidísima.

La buena noticia es que les caigo bien a los mosquitos, les resulto atractiva e irremediablemente necesaria. Debo reconocer que hacen algo bueno por mí. Me obligan a viajar al continente opuesto por el clima durante el verano. Gracias a su insoportable modo de molestar he conocido mundo. Y espero continuar.

Obvio que caerle bien a un mosquito no es para vanagloriarse. Es mucho mejor que te caiga bien visible él, lo puedas hechizar con tu embrujo para abatirlo con el Raid! Aunque en la práctica resulta difícil. Tendrán mentalidad de mosquito pero son ágiles.

Desconozco la relación, sin embargo algo debe existir entre ellos y esas mosquitas chiquitas que se hacen las muertas y son las peores, después del mosquito.

Existe un tema musical muy conocido que dice «no me moleste mosquito, no me moleste mosquito» y repite tres veces hasta que se le interroga ¿por qué no te vas a casa? Me pregunto ¿A qué casa? ¿A la mía? No me moleste mosquito. Como se puede observar se trata de la menos creativa de las canciones que se haya escrito jamás, acorde al tema que trata.

Lo interesante es que fue grabado por The Doors en 1972. Ni más ni menos que por el grupo de rock liderado por Jim Morrison. La banda más importante después de Los Beatles y los Rollings. Desconozco si Morrison sabía que irían a grabar este tema. Por las dudas se suicidó antes.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 20.1.13

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