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Borrar a un ex de Facebook

Hace unos días apareció un estudio realizado en la Universidad de Brunel respecto de si es conveniente o no borrar a un ex de Facebook. La investigación, liderada por una psicóloga de apellido Marshall, recomendaba contra toda lógica, no borrarlo.

La Marshall, que sólo se parece en el apellido a nuestra Nini, dice que no bloquear a un ex ayuda a una recuperación posterior y a un crecimiento personal de una de las partes; de la que no borra. Precisamente en la columna de la semana anterior me referí a esto del crecimiento.

Considero que crecen el pelo, las uñas, las flores y los frutos. Los humanos crecen hasta el punto en que comienzan a envejecer. Y en todo caso si lo hicieran, ¿cuál es el modelo en el que se basa la Marshall para decir que alguien ha crecido? Me hace ruido la palabra crecer en relación a los humanos.

Que el estudio haya sido realizado en el Reino Unido no significa que deba tomarlo a pies juntillas y correr a desbloquear a un par de ex. Nada de eso.

Como casi todo tema, éste también admite al menos dos versiones. Particularmente me inclino por aquella que hace hincapié en borrarlo de un click hasta nuevo aviso. Que nunca se sabe cuánto durará.

Primer paso    

El paso anterior a borrar a un ex es haber tomado la decisión firme, tal vez triste, pero necesaria de concluir una relación amorosa, por parte de uno o los dos protagonistas.

El hecho de borrar a un ex es secundario a una toma de decisión anterior. Borrar es un acto que surge como consecuencia de aquella.

Entonces él - supongamos que se trata de un él - ya no es ni tu novio, ni tu amante, y muchísimo menos un amigo. Te has convertido en una viuda de Facebook. Sí, porque él murió para vos en el mundo virtual, al menos. Sabemos que bloquear es morir un poco.

Borrar a un ex es comparable a algo que te gusta mucho y que, sin embargo, debés rehusar, para tu beneficio en el largo plazo. Tal vez larguísimo. En mi caso los dulces. Es como estar a dieta y tener en la heladera una torta de chocolate, bañada en chocolate, cubierta con hilos de chocolate y motas de chocolate. Si cada vez que abrís la heladera la torta te mira como diciendo «cómeme», es claro que resulta un infierno del que uno sólo se sustrae tirándola a la basura.

Consecuencias   

Al borrar a un ex de Facebook, se le otorga una dignidad que de otro modo perdería. No se borra a cualquiera. Se borra a alguien que ha tenido consistencia y peso en la vida de uno. De otro modo corre el riesgo de convertirse en uno de los tantos a los que les gusta aquello que subís o te visitan sin vos saberlo para husmear en qué andás.

Sé que aún al borrar a alguien se puede tener conocimiento de su devenir virtual, cuando te hacés pasar por otra persona, cuando entrás al perfil denostado llamándote Clarisa, si es que te llamás Liz.

Pero hurgar siempre conduce a lo peor tanto para la dama como para el caballero. Verlo en una foto con tu mejor amiga en una cena con velas y a los arrumacos, no es cosa buena ni linda y que te vean tampoco.

Eso sí, a un importante ex se le comunica que de ahora en adelante no formará parte de la troupe - en el buen sentido de la palabra - que te visita y que visitás todos los días.

Un número 

Eso no significa que borrás los otros canales tradicionales de comunicación. Y desde que existe la portabilidad numérica, además de un nombre de pila y un apellido todos tenemos un número que nos identifica, si te busca te va a encontrar.

Claro que estos canales quedarán abiertos para acordar cosas serias. Desde - ¿Vos te quedaste con la mampara del baño? hasta «Prestame la llave de la caja fuerte» - «No te la presto nada; voy con vos al banco, la abrimos juntos y de paso habilitás una a tu nombre».

Después de todo, podemos ser viudos virtuales en FCB, pero seguimos con nuestras vidas. Puede parecer banal, sin embargo, borrar a un ex de FCB es un acto con consecuencias. Es producir una diferencia, es cortar lo que se venía dando.

No digo que tenga el estatuto de un Julio César al cruzar el Rubicón y pronunciar la famosa frase «La suerte está echada»; pero en un sentido sí lo digo. Los verdaderos actos producen en los sujetos un punto de no retorno... a lo mismo. Las personas estamos todo el tiempo produciendo acciones. Actos verdaderos, pocos.

Borrar a un ex representa un duelo, con mucho de lo que significa la pérdida de un ser querido. Un dolor visceral que se atraviesa pero pasajero. Otra cosa es la melancolía.

Pocas veces borré de mi FCB a alguien. Espero no tener que hacerlo en un futuro. Estoy más acostumbrada a las acciones que a los actos.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 7.10.12

lizspett@g,ail.com