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Tres mujeres

vic1El hilo con el que se tejen las ideas en la cabeza - telar de cada quien se encuentra atravesado por hebras de distintas calidades, que a primera vista resultan no entrelazables. Luego, se verifica que a medida que se las cruza entre sí, el resultado es un original entramado - patchwork - tan de moda en estos tiempos.

Si tomamos como ejemplo tres mujeres pertenecientes a distintas épocas y clase social, veremos que mujeres al fin, sus reclamos no difieren.

Victoria Ocampo perteneció a una de las familias más encumbradas de la Argentina. Atrapada entre el gran mundo y lo argentino a su manera, fue una mujer de inteligencia, curiosidad, gusto y estética insuperadas para la época. Se casó en 1912 y partió a una larga luna de miel con su marido a Europa, como correspondía. Bien pronto se dio cuenta de que ese matrimonio fue una equivocación. Que el elegido, por más atractivo físico que tuviera, no era el mejor pintado para la vida conyugal, tal cual ella la imaginó. Claro que una chica Ocampo, que hasta asistió al estreno de «La Consagración de la Primavera» del excéntrico Stravinsky no podía decir a su padre: - Nos vamos a divorciar, nuestra incompatibilidad es insoportable -. En cambio, la separación conyugal bajo un mismo techo fue una solución de compromiso que duró hasta 1922. Marca el fin de una hipocresía que duró una decena de años. Ser una divorciada, - la divorciada de las Ocampo - mereció no pocas enemistades y murmullos de tono burlesco.

«Filomena Marturano», la obra de teatro de De Filippo, interpretada en cine por la gran Tita Merello; así como por Sofía Loren en una producción que se llamó «Matrimonio a la Italiana», elige otro tipo de mujer. Una mujer a quien la vida la llevó por el camino del sexo gerenciado por ella misma. Tres amores - sus hijos - coronan su trayecto que, de haber podido elegir, hubiese sido otro.

El film «Boyhood«, de Linklater, director al que le interesa el género documental revisitado, muestra otra clase de mujer, también madre. El realizador se dedicó a registrar la vida de un niño y su familia - de padres separados - desde el colegio primario hasta que ingresa a la universidad - . Fueron 4.300 días en casi tres horas de duración. También le interesa los estados del día; es el realizador de Antes del amanecer, del Atardecer y de la Medianoche. Más allá de los avatares que cualquier niño debe atravesar hasta llegar a la adolescencia, me interesa la madre como figura femenina. Mujer, a la que como es su pésima costumbre, el tiempo desgasta con escasa clemencia. Después de varias parejas fallidas se descubre la verdadera necesidad de la fémina interpretada por Patricia Arquette. Le interesa un estudio, una carrera, una profesión, que ya se insinúa desde el principio y que logra su cometido cuando se la ve transitando el camino de profesora universitaria de psicología. Tomá mate; tal vez el director no sepa que en la Argentina ser psicólogo es una de las actividades más corrientes y menos redituables que existan.

Tres mujeres, tres trayectos, tres destinos y una misma demanda: ser respetables, cada una a su manera.

La Ocampo tiene un apellido, Marturano reclama uno para sus hijos; a la madre del niño que crece a medida que avanza la película, no le interesa como dato primordial. Tres posiciones en diferentes épocas respecto del significado de un apellido, que en última instancia alude a familia. Lo que torna interesante este asunto es que el «last name» serpentea el tema de quién se es. Victoria blande como estandarte el de su padre - es una Ocampo, ché. Es hija hasta que demuestre lo contrario. Filomena es madre más que mujer, por más que la Loren esconda sus curvas cuando la personifica.

A la madre de Mason, el chico que no para de crecer, le interesa cumplir con las exigencias de ser madre y que su nombre y apellido dejen marca en sus alumnos y escritos. Las tres reclaman lo mismo; una cierta respetabilidad y reconocimiento que no les fue dado de antemano, por más sello de origen que porten - en el caso de Victoria - y que deberán construir cada una a su manera.

Fuente: Diario El Día de La Plata; Revista Domingo; 21.12.14.

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