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Motivos de orgullo

Sr. Director

Los despóticos regímenes musulmanes por un lado, y una lista cada vez mayor de organizaciones de la izquierda «progre», por otro, no déja de considerar a Israel como la raíz de todos los problemas del planeta.

Veamos:

Como muy pocas otras naciones en el mundo, Israel encarna al mismo tiempo modernidad y tradición, futuro y pasado. Este pequeño Estado con una historia extraordinaria cuenta hoy en día con casi 8 millones de habitantes, 12 veces más que en 1948. La sociedad israelí es un verdadero mosaico de entornos étnicos, comunitarios, religiosos, culturales y sociales que buscan la construcción de la unidad en la diversidad; es, simultáneamente, una sociedad creativa, innovadora, competitiva, vanguardista e integrada en el mundo global.

Israel es un productor inagotable de ideas y patentes en una amplia gama de sectores. Gracias a la continua inversión durante décadas en Investigación y Desarrollo, la economía israelí es líder mundial en alta tecnología. El PIB per cápita en 2011 fue de 31.500 dólares, el cual ubica a Israel alrededor del puesto 23 mundial, mientras que el Índice de Desarrollo Humano de la ONU lo ubica en el puesto 17.

Desde su establecimiento, Israel se ha enfrentado con grandes retos, tanto internos como externos. A pesar de la continua situación bélica con sus vecinos desde las primeras décadas de su existencia, la sociedad israelí ha logrado absorber a una amplia población de judíos provenientes de diversas partes del mundo, integrándolos mientras ha ido construyendo la cohesión social que ha sostenido la fortaleza interna de la sociedad.

Mirando al futuro, los desafíos que enfrentamos siguen siendo primordiales. En el ámbito interno tendremos que definir una política socioeconómica para disminuir las brechas sociales. Como parte de esta política tendremos que seguir invirtiendo en educación e investigación, que son los verdaderos motores del crecimiento económico. Así Israel se mantendrá como uno de los lugares idóneos para que las inversiones sigan fluyendo, ya que en el siglo XXI la competencia entre naciones se ha intensificado y tanto el capital como los trabajadores van donde hay mejores oportunidades.

En el ámbito externo, nos enfrentamos con un Oriente Medio conflictivo e inestable en el que Israel sigue siendo un país democrático y estable. Los acontecimientos del último año, aunque han logrado poner fin al viejo orden en algunos países, es probable que no logren construir en un futuro próximo un Oriente Medio democrático acorde al modelo occidental.

Tal vez los nuevos regímenes deberán escoger entre alinearse al eje representado por el modelo turco de una democracia islámica moderada o al modelo iraní de una teocracia radical. En esta realidad tendremos que buscar caminos para retomar un diálogo directo con los palestinos y mantener las relaciones existentes con Egipto y Jordania. Irán sigue siendo una amenaza, dado a sus aspiraciones nucleares y su creciente influencia regional y más allá de ella. Es el deber de la comunidad internacional contener estas aspiraciones que están cercanamente ligadas a una ideología extremista.

Haciendo el balance del tiempo que ha pasado, estoy seguro que la gran fortaleza de la sociedad israelí, que radica en su cohesión y autoconfianza, le permitirá llegar a logros aun más sobresalientes en el futuro.

Cordiales saludos.

Luis Jaimovitch
Kibutz Hulda