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Un dolor imperdonable

Se están cumpliendo cuatro años del cautiverio del soldado israelí Guilad Shalid. Un espacio de tiempo irrecuperable para la vida de este joven y un abismo interminable para sus padres.

Para
el pueblo judío un nuevo dolor agregado al sufrimiento eterno de su propia existencia. Para el Estado de Israel, un episodio incómodo y espeluznante, donde las respuestas no están al alcance de sus decisiones; y para sus secuestradores, una durísima condena moral, donde sus objetivos políticos deberían ser independientes del dolor irracional inflingido.

Mientras tanto, las voces de la humanidad permanecen silenciosas y ocultas tras los personajes de izquierda y de derecha que gobiernan al mundo y que - salvo honrosas excepciones -, no han hecho nada por solucionar este dolor profundo, que debe embargar, no sólo a un gobierno, sino a toda la humanidad.

Este hijo de Israel es igual a los cooperantes españoles secuestrados en África, a los periodistas que son moneda de cambio en los lugares de conflicto y de los marineros retenidos en los barcos mercantes por los piratas somalíes. La vida de todos y de cada uno de los inocentes privados de libertad, ha sido siempre condenada por todas las religiones, incluídas el islam, donde no creo que en ninguno de sus textos diga literalmente que haya que infringir dolor, cautiverio, sufrimiento o castigo a ninguna persona inocente.

Detrás de muchos de estos oscuros hechos tan crueles, generalmente se esconde la mano de Al Qaeda, de la Jihad Islámica, y de todos aquellos grupos y sub-grupos que dependen de una misma voz: el fanatismo y vandalismo islámico.

No existe ley internacional - sobre la guerra o la paz - que no legisle estos hechos aberrantes para los derechos humanos; salvo en los países islámicos, donde obviamente el castigo a la mujer, las ablaciones a las niñas, la desproporción de las penas, o la invalidez del valor de una vida, no sea producto de su propio atraso cultural y de sostenimiento político.

Pero lo más doloroso es que occidente no ha sabido ni ha podido reaccionar al respecto. Las entidades de derechos humanos siguen empeñadas en fustigar a regímenes politicos - especialmente a los latinoamericanos - con estadísticas anuales de determinadas violaciones a esos derechos; pero se han olvidado o no han querido ver y constatar que la violencia radical islámica está exportando hacia esa misma Latinoamérica, todos los medios económicos y culturales para someter a los pueblos de ese continente, y ya ha fijado una base o "sede" oficial desde la misma Venezuela.

Los atentados diarios en los países musulmanes son sólo reflejados por los noticieros del mundo como una realidad que ya es parte de la rutina de dichas sociedades.

¿Adónde llegaremos como especie humana? Si las lecciones de las dos guerras más cruentas de la historia, no han servido para poner freno ni ejemplos morales a los habitantes de este planeta, ¿cómo es posible no legislar y no exigir responsabilidades de los estados a los bandos contendientes y a los lugareños de un espacio territorial, para impedirles cometer barbaridades; como por ejemplo el secuestro de personas para la obtención de cambios o chantajes politicos?

Como
habitante de este mundo exijo a los reponsables de la toma de decisiones - entes gubernamentales y no gubernamentales -, terminar con este fracaso en el uso de las leyes y reglamentaciones y solicito que todo lo legislado por los poderes políticos de la humanidad, sea puesto a su mismo servicio. Sólo así, veremos a nuestro Guilat Shalit de vuelta en casa y a todos los demás hombres y mujeres privados de sus derechos mas elementales - la vida y la libertad - en sus lugares de residencia.

Imploro a la Organización de las Naciones Unidas que termine de votar condenas permanentes a sus propios estados miembros por intermedio de mayorías automáticas de esos mismos estados violadores de todas las leyes básicas que toda organización política debería respetar, como esencia de su propia existencia y validez jurídica.

Convoco a todos los intelectuales y miembros destacados de todas las corrientes del pensamiento universal para unirnos en torno a un solo objetivo; la búsqueda de la paz global y la prohibición expresa de todos los hechos y métodos lesivos del valor primario de un individuo: el derecho de vivir su propia vida.

"La humanidad fue creada a partir de un solo hombre para enseñarnos que destruir a un hombre es destruir todo un mundo, y que salvar a un hombre es salvar a un mundo" (Talmud Babilónico)

José
Caro
Raanana
, Israel