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Los medios ignoran a Guilad

Sr. Director

En los últimos tiempos se ha vuelto políticamente correcto condenar todo aquello que proviene de Israel. Se desconfía de los judíos.

Los comentarios antisemitas parecen ser populares en organizaciones internacionales como la ONU y su patético Comité de Derechos Humanos y en manifestaciones callejeras principalmente en Europa.

El desprecio a Israel llega incluso a extremos de querer tapar con un dedo las razones de Israel sobre su accionar en asuntos polémicos como el bloqueo a Gaza o el ataque a la flotilla que zarpó de puertos turcos.

Ha sido ese mismo antisemitismo encubierto el que ha hecho que varios medios internacionales callen el cuarto aniversario del secuestro de Guilad Shalit, llevado a cabo por la organización terrorista islámica Hamás.

Un secuestro que fue realizado no en Gaza, sino en el lado israelí de la frontera con la franja palestina. Hamás señaló en aquella ocasión que la acción fue una represalia contra la ocupación israelí, pero lo cierto era que el pequeño y estrecho territorio estaba exclusivamente bajo la administración de la Autoridad Nacional Palestina.

El gobierno del entonces primer ministro Ariel Sharón, venciendo la oposición de sus aliados políticos y religiosos, ordenó la evacuación de miles de judíos de la franja.

Hamás, ante el aumento de poder de la ANP y sus archienemigos de Al Fatah, secuestraron a Shalit, para ponerlos contra las cuerdas ante el mundo y dar un golpe también a la moral de Israel.

Desde que en diciembre del 2006 Hamás sacara a balazos a los dirigentes de Al Fatah y se instalara en el poder de Gaza, ha convertido a ese territorio en una gran base terrorista desde donde lanza misiles a territorio israelí. El mundo no parece conmoverse ante tal situación.

Al parecer, las negociaciones para un canje entre Shalit y los prisioneros palestinos han llegado a un punto muerto. Por más que Israel ha hecho pedido para que Hamás permita la visita de la Cruz Roja a Shalit, los terroristas se han negado.

El secuestro de Guilad debe recordar al mundo la naturaleza terrorista de Hamás y su cultura de muerte, muy distinta a la dignidad del pueblo palestino que tras años de guerra solo pide una oportunidad de paz.

Atentamente

Débora Kremer

Buenos Aires - Argentina