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A María Elena Walsh

"Paren el mundo que me quiero bajar..."
- dijiste - y hoy lo dejaste
y Manuelita toda arrugada
lloró en Pehuajó
y aquí solo en mi casa,
con lágrimas de nostalgia
beso aquellos días en que nos cantabas
para que bailemos con pequeños
en su pura inocente infancia.

Después vinieron los oscuros,
las muertes en las universidades,
las bocas en tortura cerradas,
las bocas abiertas esperando,
las bocas afónicas quemadas,
las bocas que contaron las horas
que se fueron volando...
Y como a Manuelita la tortuga,
se nos vinieron los años
y hoy te digo, mi querida,
un poco por nosotros, llorando
y otro poquito cantando
tus canciones de fantasía,
- adiós juventud... Adiós eterna hermana.

Ernesto Kahan
Tel Aviv