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La verdadera amenaza

Sr. Director

A pesar de las manifestaciones por los precios de las viviendas o del la huelga de medicos y el pesar que me produce la situación de esa gente, no podemos olvidarnos que lo que verdaderamente nos amenaza en Israel son nuestros enemigos genocidas.

Los conflictos internos, politicos, sociales y otros, son comunes. Eso puede pasar en cualquier país.

Israel no inventó la división política, los distintos intereses, izquierda, centro y derecha, ricos y pobres, laicos y religiosos, etc.

Pero lo que sí es único en relación a nuestra situación en Israel es el hecho de que un conjunto de dictaduras, con una población 100 veces más numerosa, muchísimo dinero y peso geopolítico estratégico, quiere destruirnos.

Actualmente, Irán y Síria son los peores enemigos. Pero la Liga Árabe, o sea, un montón de países, los acompaña de cerca.

Las ONGs israelíes que demonizan al Estado forman parte de esa estratégia de deslegitimación que está al servicio de nuestra destrucción.

El New Israel Fund les pasa donaciones que provienen de Eurabia. O sea, de sectores de la economia europea cuyas ganancias están relacionadas con sus intercambios con las dictaduras petrolíferas.

Para esas dictaduras, Israel (y en general el mundo occidental) es una amenaza.

Se repite la situación de la guerra fria, que terminó con el fin del mundo socialista. O sea, el fin de la dictadura de la burocracia. La dictaduras árabes saben que puede pasarles lo mismo.

Los citados sectores económicos de la Unión Europea no quieren perder la gallina de los huevos de oro. O sea, hacen de todo para que las dictaduras sigan vigentes, porque de eso depende la continuidad de los negocios.

Un porcentaje del dinero de esos negócios financia a las ONGs que demonizan a Israel, que tampoco quieren perder a sus huevos de oro.

Después que se acabó el apartheid sudafricano, las grandes ONGs - Amnistía Internacional, Human Rights Watch y sus subsidiarias en todo el mundo, incluso en Israel - se quedaron sin motivos para recibir donaciones.

Por eso insisten tanto en comparar la imagen de Israel con la de Sudáfrica antes de Mandela, para seguir recibiendo millones de dólares, de los cuales dirigen un porcentaje a las ONGs anti-Israel, sus "filiales" sub-contractadas.

Si esas ONGs no tuvieran nada que esconder, no se sentirían amenazadas por la exigência de declarar de dónde reciben el dinero.

Pero, evidentemente, saben que es un dinero sucio. Es el dinero de dictaduras hediondas que le atribuyen a Israel todos los crímenes que practican. Y ese dinero llega vía Europa, que "blanquea" la operación.

Esas ONGs harán todo lo posible para evitar ser revisadas, y tildarán de fascistas a los que les exigen que sean transparentes.

Lo saludo atentamente.

Sergio Eidelman
Herzlía