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“Españas”, Juan Zapato

El hijo de puta de Menen subió al poder prometiendo todo lo contrario a lo que hizo como presidente, es más en su reelección ni siquiera prometió nada, dejó que sus adversarios (enemigos, para ser correctamente peronista) expusieran en sus plataformas las ideas que transformarían la Argentina de la corrupción, la mediocridad y el feudalismo.

En España los medios de prensa ayudaron a elevar al “candidato”, generando en la opinión pública la falsa esperanza de que él podría ser la alternativa a la debacle de Zapatero a la salida de la crisis, pero inmediatamente de conocerse los resultados del sufragio, sus palabras fueron contundentes “no va a haber milagros” y con premura puso en marcha todo el andamiaje de la política que a escondidas habían ido preparando. Por cierto Rubalcaba hubiese echo “el ajuste” un poco menos cruel.

 

La movida de “los indignaos”, justa en sus reclamos ante la falta de respeto de la “casta política”, al igual que fuese años atrás “el cacerolazo”, por su heterogénea composición, no alcanzará logros sustanciales que pudiesen modificar el engranaje de la democracia, tal cual la conocemos. Solamente la representación directa a través de los votos obtenidos por cada candidato y no porcentajes especulativos podrían dar transparencia a la función de quienes deberían responder a nuestros intereses.



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