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La lectura del Meguilat Eija - El Libro de las Lamentaciones

Si nos ajustáramos a la textualidad de la norma, deberíamos concluir que las mujeres estamos excluidas de la lectura de las Lamentaciones de Jeremías y de las endechas redactadas por los poetas llorando al destrucción y el exilio. Recordar la Destrucción de los Templos y otras desgracias en el noveno día del mes de av, es uno de los preceptos que al depender del tiempo, no son de cumplimiento obligatorio por la mujer.

 Sin embargo, dado que las mujeres sufrieron los decretos persecutorios y fueron víctimas de los tormentos, la congoja, el dolor, y la fustigación en el exilio, no pueden apartarse de recordar el dolor. Necesitan de la lamentación para prepararse a la Liberación.

Ya el profeta Jeremías nos dice en el capítulo 9: 17-21: “Esto es lo que ha dicho el Eterno de los ejércitos: ‘Pórtense con entendimiento, y llamen a las mujeres que salmodian endechas, para que vengan; y envíen [aviso] aun a las mujeres diestras, para que vengan, y para que se apresuren y levanten sobre nosotros una lamentación. Y que nuestros ojos dejen rodar lágrimas y nuestros propios ojos radiantes destilen aguas.  Porque la voz de lamentación es lo que se ha oído desde Sión: “¡Cómo se nos ha despojado con violencia! ¡Cuánto nos hemos avergonzado! Porque hemos dejado el país; porque han desechado nuestras residencias. Pero oigan, mujeres, la palabra del Eterno, y reciba su oído la palabra de la boca de él. Entonces enseñen a sus hijas una lamentación, y cada mujer a su compañera una endecha. Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas; ha entrado en nuestras torres de habitación, a fin de cortar de la calle al niño, de las plazas públicas a los jóvenes’.”



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