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Israel: ¿Rabinos o empresarios?

Rabino Israel Ifargán - El «Rayos X»En las afueras de la ciudad de Netivot, en el sur de Israel, un selecto grupo de la elite hebrea se reunió en una fiesta anual en honor de un rabino cuya mirada, se dice, penetra el alma. Se trata del rabino Yaakov Israel Ifargán, más conocido como Rayos X.

En las últimas décadas, Israel Ifargán y decenas de otros rabinos se posicionaron cuidadosamente en el eje del poder e influencia en Israel.

Estos líderes religiosos atraen numerosos seguidores, incluidos algunos de los principales magnates del país, que pagan grandes sumas para tener una audiencia con alguno de ellos a fin de conversar sobre negocios y solicitarles bendiciones.

Estos magnates contribuyeron al surgimiento de una aristocracia rabínica cuyos integrantes canalizan las donaciones que reciben como capitales a corporaciones multimillonarias.

Como asesoran a magnates y adquirieron experiencia, dichos rabinos se convirtieron en empresarios astutos que efectuaron fuertes inversiones en la bolsa y bienes raíces en el país y el extranjero, al tiempo que ocultan gran parte de sus ganancias a las autoridades fiscales.

Los principales detractores de estos rabinos los tachan de estafadores que se aprovechan de la religión, en tanto que algunos clérigos judíos los critican por sus prácticas.

La revista «Forbes» en su edición israelí publicó hace varios meses atrás la primera lista de los 13 rabinos más ricos de Israel.

La primera posición fue para el rabino Pinjas Abuhatzera, de 36 años, quien reside en Beer Sheva. Según la publicación, Abuhatzera posee una fortuna calculada en 335 millones de dólares. El rabino Ifargán ocupa el sexto lugar con una riqueza personal neta de 23 millones de dólares.

«Cada shékel que se dona trae paz verdadera», anunció el medio hermano del rabino Rayos X, el rabino Haim Amram Ifargán, desde el estrado que se instaló en la reunión que tuvo lugar recientemente. Este mensaje fue una invitación a las personalidades para que continúen la entrega de sus donativos.

Este rabino también es parte del clan de la familia Ifargán. Sus seguidores espirituales lo llaman «El Imágenes de Resonancia Magnética».

En la sección femenina, detrás de una parte que está dividida con un cordón, se encuentra sentada «La Arbitradora» o «La Tomografía Computarizada», la hermana millonaria de Ifargán, Bruris Zvuluni, consejera espiritual que asegura haber mediado disputas entre jefes del hampa israelí.

Aunque Zbuluni no es rabino, alcanzó un lugar en la lista de «Forbes».

Intimando en la gran mesa de Ifargán estuvieron legisladores, uno de los abogados más importantes de Israel y dos de los empresarios más ricos del país: Menajem Gurevitch, presidente de la principal compañía aseguradora israelí y el multimillonario Nohi Danker, jefe de la mayor sociedad de cartera y estrecho confidente de Ifargán en los últimos 14 años.

También asistieron el rabino jefe del Ejército israelí y un importante comandante policial. El primer ministro Binyamín Netanyahu expresó su beneplácito por la reunión en un mensaje grabado en vídeo.

Los rabinos que amasan fortunas personales y alientan a otros a ganar dinero repartiendo bendiciones son blanco de la censura de algunos clérigos judíos.

«Molesta que se rebaje la religión a estas prácticas», dijo el rabino Donniel Hartman, presidente del Instituto Shalom Hartman, un centro de aprendizaje en Jerusalén. «La religión no es un canal de poder divino para la acumulación de riqueza personal. Eso es mezquindad religiosa», apuntó.

La mayoría de los rabinos israelíes no tienen ingresos millonarios, son empleados del gobierno y reciben un salario del mismo. Los escoge el rabinato oficial de Israel a fin de que efectúen los ritos religiosos en matrimonios y entierros para los civiles que profesen el judaísmo y para que controlem el cumplimiento de los alimentos kosher en restaurantes y hoteles.

Estos rabinos no están para nada a la altura de los gurús espirituales de alto vuelo como el Rayos X.

Estos gurús instalan en sus casas oficinas abiertas al público, con un horario de servicio, para recibir a los israelíes de todos los estratos sociales, con la condición de que traigan dinero.

A cambio, los seguidores reciben amuletos y notas que contienen las bendiciones personalizadas del rabino.

La rabinos más triunfales en el ámbito económico organizaron instituciones de caridad y pequeños seminarios religiosos que sirven para la retroalimentación de recursos.

Menajem Friedman, experto en judaísmo ortodoxo y profesor emérito de la Universidad Bar Ilán, dijo que desde el siglo XIX, los empresarios judíos religiosos solicitan a los rabinos bendiciones a cambio de dinero para garantizarles que les vaya bien, aunque las sumas donadas alcanzan cantidades sin precedentes en la actualidad.

«Si el mercado es peligroso y tambaleante, los millonarios que lucran del mismo tienen menos confianza. Necesitan que estos rabinos les den esa seguridad», señaló Friedman.

La dinastía rabínica más rica del país es la familia Abuhatzera, descendiente del venerado Baba Sali, que emigró en 1963 de Marruecos a Israel. El Baba Sali atrajo a seguidores entre la gran población inmigrante judía de Marruecos y otros países de Oriente Medio.

El Baba Sali murió en 1984, pero el retrato de su rostro con arrugas envuelto en un chal blanco todavía cuelga en la paredes de casas y negocios.

El nieto de Baba Sali, el rabino Eleazar Abuhatzera, es el más rico de todos. Se construyó una casa de tres niveles que tiene salón para eventos, habitaciones de lujo para huéspedes donadores importantes y un túnel subterráneo.

Por ese túnel, Eleazar Abuhatzera se dirige todos los días a su sinagoga particular y a su oficina al otro lado de la calle.

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