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Carta abierta de protesta al gobierno de Israel


Israel debe recordar nuestra deuda. Israel debe honrar al pueblo filipino, ya que ellos nos han honrado. No puedo pensar en una familia más digna de respeto como los Del Rosario, una familia que seguramente enaltece nuestro Estado.  




Después de un año de batalla sobre el destino de los niños, el gobierno israelí aprobó recientemente los criterios de elección de 800 candidatos para la naturalización, dejando otros 400 vulnerables a la expulsión, junto con sus padres.

Los críticos del plan sostienen que la deportación no sólo es inhumana - y además, una violación de la Convención de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, que Israel firmó -; muchos niños caerán por las grietas burocráticas. Esto reducirá drásticamente el número de aquéllos que llegarán a establecerse e incrementará por cientos el número de aquellos que serán deportados.

Por ejemplo, hay 17 familias - con 30 niños entre ellas - que caerán en esas grietas, ya que llegaron "mal visados". Con puestos de trabajo vinculados a las embajadas, arribaron a Israel con visas de turista y luego, con la ayuda de sus empleadores, su estatus se modificó. Provenientes de las Filipinas a principios de los '90, unos pocos con niños, sus hijos ahora tienen edades entre 8 y 25 años.

En 2005, una vez que se presentó una oportunidad para los hijos de trabajadores emigrantes, estas familias se postularon. Pero, a pesar de que sus hijos reunían todos los criterios, el Estado les dio la espalda. ¿Por qué? Se les dijo que sólo los hijos de residentes ilegales podían ser candidatos para la naturalización (?). Debido a que tenían permisos de trabajo, ellos no calificaban.


              Hablan, juegan y sueñan en hebreo - Una deportación inhumana

Ahora resulta que ellos eran la clase "equivocada" dentro de lo legal (!). Se enfrentaron con la expulsión hacia Filipinas, un país en el que muchos de sus hijos jamás habían estado. Arrancados de sus hogares, estos niños, nacidos en Israel - muchos de los cuales tienen más años que otros que están siendo naturalizados - se verán obligados a lidiar con una lengua y una cultura que no conocen.

Aunque todos los pronósticos estén contra ellos, una de estas familias continúa adelante con una solicitud de residencia. Para fortalecer su caso, me pidieron que escribiera una carta de apoyo. Con omisión de sus nombres, la presento aquí a modo de carta abierta de protesta al gobierno israelí:

Mis cordiales saludos,

Escribo esta carta en apoyo a la familia Del Rosario.

En el año que ha pasado, he llegado a conocerlos muy bien. Los padres son buenas personas que honran a Israel y educan a sus hijos en el amor a este país. Como cristianos practicantes, sienten un fuerte vínculo con la tierra y el pueblo judío. Al igual que muchos filipinos, ellos sienten que es todo un honor poder vivir aquí.


    Durante la Shoá Filipinas abrió sus puertas a los judíos - Recordar la deuda

Sus hijos, de 15 y 9 años, nacieron aquí producto del amor y han crecido amando este país. Son completamente israelíes. Los he visitado en su casa, hemos compartido fiestas y otros eventos, y vi, con mis propios ojos, que hablan en hebreo, que juegan en hebreo, y estoy seguro de que también es ésta la lengua en la que sueñan. Ellos aman a Israel - su casa, nuestra casa - y celebran todas las festividades judías. Es muy importante para sus padres que conozcan la cultura israelí y judía. En consecuencia, es importante para mí que Israel les tribute el debido respeto que se merecen y que ellos nos dan.

En el tiempo que ha pasado, me hice muy amigo de la familia Del Rosario. Ellos cuidan de mí y me tratan como si fuera parte de su familia. Del mismo modo, nosotros también debemos cuidar de ellos y considerarlos parte de nuestra familia.

Hacerlo es hacer honor a la historia del pueblo judío. Durante la Shoá, Filipinas abrió sus puertas a los judíos. Debido a su fuerte vinculación con el pueblo judío, ellos lograron salvar a más de 1000 judíos. Vale la pena recordar aquí que era su intención albergar un número aún mayor de judíos en Filipinas - incluso, hasta se pensó en otorgarnos una de sus islas - pero la guerra lo impidió.

Israel debe recordar nuestra deuda. Israel debe honrar al pueblo filipino, ya que ellos nos han honrado. No puedo pensar en una familia más digna de respeto como los Del Rosario, una familia que seguramente enaltece nuestro Estado.

Como ciudadano, firmo esta carta con la esperanza de que Israel habrá de tomar la decisión correcta; de que Israel transitará por el camino del honor.

Traducción: Argentina.co.il