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Violentas manifestaciones en Israel contra inmigrantes ilegales

Cientos de manifestantes se reunieron en el barrio Hatikva, en el sur de Tel Aviv, reclamando la expulsión de los inmigrantes ilegales africanos. La Policía arrestó a 17 personas durante y después de la protesta debido a disturbios, intentos de asalto, posesión de armas blancas y saqueos de tiendas.

Entre los detenidos figuran 11 menores y seis adultos. Además, dos ciudadanos sudaneses presentaron denuncias ante las autoridades por agresiones físicas.

Las protestas por la creciente afluencia de infiltrados africanos en Israel reunieron a más de 1.000 personas en todo el país. Manifestaciones similares tuvieron lugar en Eilat, Bnei Brak, Sderot, Ashdod y Ashkelón por lo que el portavoz policial, Micky Rosenfeld, dijo que las fuerzas del orden se encontraban en estado de alerta para asegurarse de que los violentos disturbios no se propaguen.

Las tensiones entre los israelíes y los migrantes extranjeros alcanzaron su punto máximo a finales de abril, cuando una bomba molotov fue lanzada a un jardín de niños sudaneses en el sur de Tel Aviv.
 
El comandante de la Policía del Distrito de Tel Aviv, Aharón Aksol, confirmó que en  los últimos meses se ha visto un aumento en crímenes violentos cometidos por inmigrantes ilegales, pero añadió que el fenómeno no se debe atribuir únicamente a los infiltrados que residen en la zona sur de la ciudad, sino a «los responsables de buscar soluciones serias a este problema».

Los manifestantes agitaron pancartas con leyendas tales como «Sur de Tel Aviv; campo de refugiados» e «Infiltrados; fuera de nuestro hogar». Uno de los manifestantes que tomaron la palabra durante el mitín instó al primer ministro, Binyamín Netanyahu, a «decidir si vivimos en Israel o en Sudán».

También se pudieron leer frases como «Nuestras calles ya no son seguras para nuestros hijos», «La locura de nuestra vida: la negligencia, el crimen, la violación y la violencia», «Ayer fue mi hija, mañana será la tuya» e «Yishai tenía razón».

Un número de miembros de la Knéset del partido Likud también estuvieron presentes. El diputado Danny Danón, presidente del lobby del Parlamento hebreo para tratar el problema de los infiltrados, hizo un llamado al Gobierno para deportar a los migrantes extranjeros. «No debemos avergonzarnos de la palabra expulsión. Podemos simplemente enviarlos de vuelta a sus países de origen», dijo.

El parlamentario, presidente del movimiento «Deportación Ahora», pidió la expulsión inmediata de inmigrantes africanos ilegales de Israel. «Hablé con el presidente de Sudán, y él me dijo: no hay problema, envíelos de vuelta».

Danon agregó que «Israel se está metiendo en una guerra contra un estado enemigo compuesto por infiltrados y ubicado dentro del país con su capital en el sur de Tel Aviv».

El ministro de Interior, Eli Yishai, dijo que la construcción de una valla en la frontera con Egipto no detendrá la afluencia de extranjeros a Israel. «La valla ha sido violada en el pasado y se violará muchas veces más en el futuro», dijo durante una sesión de la Knéset.

El Tribunal de Distrito de Jerusalén publicó recientemente una orden temporal que prohíbe la deportación de los inmigrantes hasta que se resuelva una petición presentada por cinco organizaciones de derechos humanos en contra de la intención del Estado.

Según los organizadores de las protestas, la existencia de grupos de asistencia anima a los migrantes a cruzar a Israel. Uno de ellos afirmó que los derechos humanos no deben ser «a costa de la más indefensos», e hizo un llamamiento para la creación de un partido político que defienda la expulsión. «No es racismo», insistió.

Mientras tanto, el Gobierno informó que está preparando una deportación masiva de refugiados a Sudán del Sur. El Procurador General del Estado, Yehuda Weinstein, argumentó ante el Tribunal de Distrito de Jerusalén que no hay ningún obstáculo jurídico a las expulsiones y a los controles individuales, estableciendo que ninguno de los refugiados se enfrenta a una amenaza de muerte en Sudán del Sur.

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