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Beso de mujer árabe con su novio judío revoluciona redes

Sulome Anderson y su novio judíoUn simple beso fue la chispa que permitió a una modesta campaña para defender la paz entre árabes y judíos convertirse en los últimos días en todo un éxito en las redes sociales.
 
Sulome Anderson, una periodista estadounidense de origen libanés, publicó en Twitter una instantánea en la que aparecía besando a su novio israelí y sujetando una hoja en la que podía leerse «Judíos y árabes se niegan a ser enemigos».
 
Bajo la imagen, la joven señalaba en inglés: «Él me llama 'neshamá' (cariño, en hebreo), yo le llamo 'habibi' (querido, en árabe). El amor no habla el idioma de la ocupación» e incluía el hashtag #JewsAndArabsRefuseToBeEnemies.
 
Desde entonces, la imagen fue compartida en la popular red social más de 4.000 veces y propulsó de forma espectacular esa campaña, iniciada poco antes por un estudiante israelí del Hunters College de Nueva York y una amiga siria.
 
El slogan cuenta con una página en Facebook que en apenas dos semanas logró más de 38.000 seguidores y se extendió como la pólvora en las redes sociales.
 
El hashtag fue ilustrado con cientos de fotografías de parejas de árabes y judíos, familias mixtas, amigos de las dos comunidades y personas que defienden la paz entre ellas desde todos los rincones del mundo.
 
Junto a ellas, mensajes como «¿por qué no podemos llevarnos bien?», «podemos trabajar juntos» o «detengamos el odio» inundaron las redes sociales, mientras desde Gaza e Israel no dejaban de llegar imágenes e informaciones sobre combates entre israelíes y palestinos y numerosas cifras de bajas.
 
El efecto viral del beso protagonizado por Anderson y su novio, criado en una familia ortodoxa y que prefirió no dar a conocer su nombre completo, catapultó además a la pareja a los medios de comunicación de todo el mundo.
 
Tanto, que la periodista de 29 años avisó ya en su perfil en Twitter que no dará más entrevistas y subrayó que la campaña #JewsAndArabsRefuseToBeEnemies va mucho más allá de su relación sentimental.
 
La propia Anderson, sin embargo, relató la experiencia en primera persona en un artículo para la revista «New York Magazine», en el que aseguró que publicó la fotografía sin pensar demasiado.
 
«Estábamos de vacaciones y, a sugerencia de una amiga periodista, subimos una foto de los dos juntos en apoyo de lo que entonces era una iniciativa poco conocida», dijo.
 
La imagen, que rápidamente se hizo muy popular y se propagó por internet, recibió una multitud de elogios, pero también críticas.
 
«Algunos nos criticaron por trivializar lo que está pasando en Gaza. Dicen que este conflicto no es sobre el odio entre judíos y árabes, sino entre un país y una organización terrorista», explicó Anderson, que personalmente aseguró estar de acuerdo con la segunda postura, pero que defiende que la campaña puede servir para traer cambios positivos.
 
La periodista - hija de un corresponsal estadounidense que en los años '80 estuvo siete años secuestrado en Líbano por una milicia precursora de Hezbolá - aseguró que aunque ella y su pareja no comparten siempre puntos de vista sobre Oriente Medio, sí están de acuerdo en que lo importante del conflicto es la gente común y corriente.
 
«Nos gusta que la campaña ponga énfasis en las conexiones humanas entre personas a las que se les enseñó a odiarse», añadió Anderson, y destacó el apoyo recibido de personas que no comparten para nada sus visiones políticas.
 
«A pesar de nuestras diferencias, vieron algo en ese mensaje con lo que podían conectar, y eso me da esperanza», explicó.

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