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Elecciones: Sondeos de intención de voto al día de hoy

Binyamín Netanyahu parte con todas las papeletas de batir un récord - triplicar como jefe de Gobierno en Israel - en las elecciones menos reñidas de la historia reciente del país, marcadas por la esperada victoria de la derecha, el fulgurante ascenso de la ultraderecha y la fragmentación del centro y de la izquierda.

Hasta 34 partidos se disputarán este martes los 120 asientos del Parlamento a través de un sistema de voto proporcional y de circunscripción única que garantiza la representatividad de la diversidad social, pero fragmenta la cámara y obliga a formar coaliciones. .

Quedarán fuera del Parlamento, que luego elige al primer ministro, las formaciones que obtengan menos del 2% de los votos.

Israel cuenta con dos grandes partidos históricos: el Likud y el Partido Laborista, que representan respectivamente a derecha e izquierda, delineados más por sus posiciones sobre el conflicto con los palestinos que por modelos socioeconómicos.

El Likud, que lidera Netanyahu, concurre en esta ocasión con Israel Beiteinu, la formación aún más nacionalista del hasta hace poco canciller Avigdor Lieberman, número dos en la lista y pendiente de un juicio por presunto fraude y abuso de confianza.

Según las encuestas, la jugada de la papeleta única les da a ambos bastantes menos diputados (32-33) de los que obtuvieron por separado en 2009 (42), ya que una parte de sus respectivas bases sociales no ve la alianza con buenos ojos y abraza ahora la gran revelación de los sondeos: el partido de extrema derecha Habait Haiehudí.

Habait Haiehudí, que representa al nacionalismo religioso más radical y es la punta de lanza de los habitantes de los asentamientos en Cisjordania, viene ascendiendo en los sondeos de forma meteórica (13-14), impulsado principalmente por el carisma de su nuevo líder, Naftali Bennett, un exitoso empresario y comandante en la reserva de una prestigiosa unidad de élite.

Dicho partido, que tiene como lema «Algo nuevo empieza», defiende la anexión de dos tercios del territorio ocupado de Cisjordania y rechaza de plano negociar con los palestinos.

En una entrevista durante la campaña, Bennett aseguró que, por motivos de conciencia, él personalmente no cumpliría como militar una orden de evacuación de un asentamiento judío, si bien dejó claro que no llamaba a los soldados a seguir su ejemplo.

Netanyahu le atacó con dureza para frenar el trasvase de votos, jugando la carta de la importancia de cumplir las órdenes en el Ejército, pero Bennett salió reforzado de la polémica.

Lo más seguro, no obstante, es que ambos compartan Ejecutivo, ya que los partidos de derecha y ultraortodoxos suman unos 66 escaños, frente a los 54 de las formaciones de centro, izquierda y árabes, de acuerdo a los sondeos.

El Partido Laborista, con 16-17 diputados, compite con Habait Haiehudí por el puesto de segunda fuerza política de la mano de la ex periodista, Shely Yachimovich, que hace campaña en torno a temas socioeconómicos en detrimento del conflicto con los palestinos.
Su estrategia no dio los frutos deseados - pierde un diputado por semana en los últimos sondeos - y a principios de mes, para tratar de frenar la sangría de votos que provocaba su indefinición, Yachimovich aclaró que no formará parte de ningún gobierno de Netanyahu.

La líder laborista intentó crear un bloque anti-Netanyahu con dos partidos de centro que oscilan entre los 8 y los 11 escaños, Hatnuá, de la ex ministra de Exteriores Tzipi Livni, y Yesh Atid, del popular presentador de televisión Yair Lapid, pero las negociaciones fracasaron.

Tanto Livni como Lapid dieron a entender que podrían integrar el Ejecutivo de coalición, en el que se prevé que estén también los dos partidos ultraortodoxos, el sefardí Shas y el ashquenazí Iahadut Hatorá que se harían con 10 y 5-6 escaños, respectivamente.

Si pasan la barrera del 2%, también podrían entrar Kadima - que pasa de fuerza más votada en 2009, con 28 asientos, a la irrelevancia - y el partido más a la derecha del mapa político, Otzmá Leisrael.

Una de las pocas alegrías para la izquierda es el esperado ascenso de Meretz, buque insignia del proceoso de paz, que podría doblar sus actuales 3 escaños y llegar a 6 gracias a los votos de los decepcionados con el abandono de la cuestión palestina por el Laborismo.

Hadash, la formación judeo-árabe vertebrada por el Partido Comunista, mantendría sus actuales 4 o perdería 1, en parte por la aparición de Dam, una nueva formación de perfil similar y liderada por una mujer, Asma Agbariya, que difícilmente entrará en el Parlamento pero se está esforzando en la misma base electoral.

La Lista Árabe Unida-Taal y Balad, dos partidos netamente formados por palestinos con ciudadanía israelí - un quinto de la población de Israel -, volverían a sumar 7 legisladores, según las encuestas.

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