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Israel: Expansión de asentamientos en campaña electoral

La expansión de los asentamientos en Cisjordania entró de lleno en la campaña electoral israelí, apenas a cinco semanas de las elecciones generales.

La lluvia de condenas internacionales no parece haber hecho mella en las ideas urbanísticas del Ejecutivo israelí. Al contrario. El Gobierno de Binyamín Netanyahu aceleró los trámites necesarios para la construcción de al menos 5.000 viviendas en asentamientos en Jerusalén Oriental.

El actual Ejecutivo israelí los considera estratégicos, mientras que para la comunidad internacional constituyen obstáculos prácticamente insalvables con vistas a la creación de un Estado palestino.

Las condenas no llegaron sólo desde el extranjero. A Netanyahu le llueven también críticas desde la izquierda y la derecha israelí, que le acusan de hacer campaña electoral a golpe de asentamiento.

Ambas alas de la política israelí consideran el anuncio de nuevos asentamientos como una maniobra oportunista, con la que el primer ministro aspira a seducir a un electorado cada vez más inclinado hacia la derecha.

Sus detractores no están necesariamente en contra de la expansión de los asentamientos, pero sí creen que son provocaciones innecesarias, que contribuyen a profundizar el creciente aislamiento internacional de Israel.

Sin embardo, el Gobierno israelí pretende acelerar la construcción en los asentamientos después de que el pasado noviembre los palestinos consiguieran el apoyo de la Asamblea de Naciones Unidas, donde elevaron su estatus al de Estado observador no miembro.

Un comité de planificación aprobó un gran proyecto de construcción de 2.600 viviendas, cerca de la ciudad palestina de Belén. Israel llamó ese lugar Givat Hamatós y en él residen ahora judíos etíopes instalados en apenas una veintena de caravanas. No se trata de la expansión de un asentamiento establecido, sino de la creación de uno nuevo. Su ubicación, hace además que dicho proyecto haya despertado una especial preocupación tanto entre los palestinos como en las cancillerías occidentales.

Mark Regev, portavoz de Netanyahu, restó importancia al asunto. «No son decisiones nuevas y en cualquier caso, son procedimientos preliminares. No quiere decir que se vaya a empezar a construir mañana», indicó, al tiempo que recordó que Israel considera a «Jerusalén como nuestra capital y nunca hemos prometido que dejaríamos de construir allí».

La opositora Tzipi Livni, líder del nuevo partido centrista Hatnuá, censuró la expansión de los asentamientos. «Netanyahu expone a Jerusalén a la condena internacional con fines electorales», dijo a la radio israelí. Sus críticas distan mucho de sintonizar con la causa palestina y ni tan siquiera con el consenso internacional, que considera los asentamientos ilegales.

«Yo construí en Jerusalén», dijo Livni en alusión a su ex liderazgo del partido Kadima, que precedió al Ejecutivo de Netanyahu. La diferencia, afirmó, es que «cuando nosotros construíamos, no hubo respuesta internacional, porque a la vez había un esfuerzo diplomático para alcanzar una solución».

El Partido Laborista también criticó a Netanyahu con los mismos argumentos.

Los ataques no acabaron en la centroizquierda. El ultraderechista religioso, Habait Haiehudí, despreció también los planes porque, para ellos, no hay que acelerar la construcción por estar en período electoral. Hay que construir siempre, dicen, porque consideran que Cisjordania y Jerusalén pertenecen al pueblo judío.

«Netanyahu tiene miedo de nosotros porque somos el partido que más crece. Me gustaría saber si al final esos asentamientos se construirán» señaló Naftali Bennet, líder de Habait Haiehudí ante los periodistas.

Una encuesta publicada esta semana otorgó a este partido de extrema derecha el tercer puesto, lo que supone el cuádruple de escaños obtenidos en las pasadas elecciones.

La mayoría de los apoyos procederían de votantes desencantados de la alianza de Netanyahu y Liberman.

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