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Stanley Fischer será 2 de Banco Central de EE.UU.

Stanley Fischer El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está a punto de anunciar que propondrá a Stanley Fischer como N° 2 del Banco Central de Estados de su país.

Fischer es uno de los artífices del milagro económico de Israel en el último cuarto de siglo, en las que el Estado hebreo pasó de una inflación del 444,9% en 1984, al 1,8% en octubre pasado.

Fischer, que fue presidente del Banco de Israel entre 2005 y 2013, llevó a cabo una política monetaria extremadamente heterodoxa. Bajo su mandato, la autoridad monetaria hebrea aplicó una política controvertida: en lugar de un objetivo de inflación, o de inflación y paro, tuvo un objetivo implícito de crecimiento nominal del PIB.

El prestigio de Fischer como economista está más allá de toda duda. Su historial en este sentido es apabullante: fue economista jefe del Banco Mundial, número dos del FMI, alto directivo de Citigroup a principios de la década de los '90, cuando ese banco era el mayor del mundo, y autor, junto con su colega del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Rudi Dornbusch, que falleció en 2002, el libro de introducción a la Macroeconomía más vendido de las décadas de los '80 y '90. Sólo el hecho de no haber nacido en Europa le cerró las puertas al que probablemente sea el puesto que más ansió: director del FMI.

La biografía de Fischer es, de hecho, un resumen de lo que le sucedió a la economía mundial - para bien y para mal - en el último cuarto de siglo. Nació en 1943 lo que entonces era Rhodesia del Norte, una colonia británica que ahora es Zambia. Se crió en ese país, en Rhodesia del Sur - actual Zimbabue -, y en Israel, donde fue un miembro activo del movimiento sionista socialista Ijud Habonim. Fischer vivió y trabajó en un kibutz hasta que se fue a estudiar Economía primero a la London School of Economics y luego al MIT.

Su época de más relevancia y controversia internacional fue entre 1994 y 2000, cuando fue el número dos del FMI cuando el socialista francés, Michel Camdessus, lo dirigió. En aquella época, el Fondo jugó un papel clave en el mantenimiento del llamado «consenso de Washington», es decir, en una serie de medidas ortodoxas en política monetaria y fiscal diseñadas en los '80 y aplicadas tanto en el mundo en desarrollo como en los países del antiguo bloque comunista: tipos de interés altos, privatizaciones, moderación salarial y monedas con tipos de cambio fijos.

El «consenso de Washington' terminó en catástrofe» México tuvo que ser rescatado en 1994. Rusia suspendió pagos en 1998. Argentina, en 2001. Encima, en agosto de 1997, Tailandia devaluó su divisa y, a continuación, provocó una cascada de crisis en Indonesia, Corea del Sur, Filipinas y Malasia. Indonesia vivió una casi guerra civil, y Corea del Sur tuvo que reestructurar su deuda. En 1999, Brasil abandonó su política de tipos de cambios fijos.

Fischer fue clave en los rescates de esos países. A cambio de paquetes multimillonarios, el Fondo exigió a esas economías recortar sus déficit públicos y liberalizar sus economías. Eso, a su vez, provocó contracciones de la demanda, quiebras masivas y desempleo estratosférico, lo que agravó las crisis. La insistencia del FMI de que los tipos de cambio fijos se mantuvieran a toda costa agravó todavía más la situación.

Fischer siguió en el Fondo de número dos hasta que se marchó a dirigir el Banco de Israel.

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