Sin un comunicado del Gobierno, sin banderas a media asta ni cintas negras en las oficinas públicas, los israelíes declararon un espontáneo «duelo nacional» al despedir en un multitudinario acto en la Plaza Rabín de Tel Aviv a Arik Einstein, el máximo intérprete de la canción hebrea. Einstein falleció la noche del martes a los 74 años, según el parte del Centro Médico Ijilov debido a un aneurisma de aorta, a causa una dilatación crónica de los vasos sanguíneos en la zona del abdomen.
El cantautor israelí, que lideró las principales corrientes musicales en las últimas cinco décadas y seguía activo, se desplomó poco antes en su casa, e ingresó inconsciente en el hospital.
«Sus canciones acariciaron a todo nuestro pueblo y abrazaron nuestra tierra», señaló el presidente israelí, Shimón Peres, que se encuentra de visita oficial en México.
«Era el más grande de todos. Todos crecimos con sus canciones. Decir Arik Einstein es lo mismo que decir Israel. La canciones que compuso e interpretó son la banda sonora de Israel», afirmó el primer ministro, Binyamín Netanyahu, quien lo definió en su discurso como «el cantor nacional».
El rabino Uri Zohar, popular actor israelí que tras grabar la película «Metzitzim (Mirones) con Einstein cambió la vida bohemia laica de Tel Aviv por la ultraortodoxa de Jerusalén, y que era su amigo del alma y consuegro por partida doble, lo despidió durante el sepelio.
Luego del entierro miles de personas - veteranos y jóvenes - se concentraron en la Plaza Rabín, en el cementerio Trumpeldor y frente a la casa del artista para encender velas, dejar mensajes y recuerdos y entonar en voz baja sus populares canciones.
Todos los medios locales cambiaron su programación y transmitieron películas, videoclips, entrevistas, documentales y sketchs de Einstein, intercalando entre ellos numerosas voces tanto de celebridades como de gente común que decían «crecí con su música; era sin duda el más grande», o «era una persona humilde y única en su género».
Einstein nació en 1939 en Tel Aviv bajo mandato británico. Una ciudad que se convertía rápidamente en el epicentro del renacimiento cultural hebreo en todas sus dimensiones, entre ellas la música.
Sus primeros pasos los dio en el conjunto musical militar del Najal, una unidad de paracaidistas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), un fenómeno cultural que tuvo su máximo apogeo en los años '50, '60 y '70, y que fue el caldo de cultivo de decenas de artistas israelíes.
Autor e intérprete de populares canciones como «Aní veatá neshané et haolam» (Yo y tú cambiaremos el mundo), «Sá leat» (Viaja despacio), «Uf gozal» (Vuela polluelo), «Ioshev al hagader» (Sentado sobre la cerca), o «Má ití» (Qué hay conmigo), entre muchas otras, Einstein encabezó las listas de éxito en todas las emisoras israelíes durante años.
En su diversificada y prolífica obra - grabó más de 40 álbumes en solitario y una veintena con los más famosos cantantes, compositores y grupos de rock - llegó a abordar los problemas y curiosidades de la sociedad israelí, que también trasladó al cine en una docena de ocasiones.
«Salah Shabati», «Einaim gdolot» (Ojos grandes) y «Metzitzim», son tres de sus películas más veneradas a nivel local, y marcaron toda una época en la vida de los israelíes.
A pesar de su prolongado éxito, Einstein siempre se negó a ser premiado por sus obras. «Me da vergüenza», lo citó su íntimo amigo, el artista Moni Moshonov, que no podía contener las lágrimas durante el acto en la Plaza Rabín.
Asimismo, Einstein era un apasionado del deporte y considerado el fan N° 1 de Hapoel Tel Aviv, equipo sobre el que escribió varios de sus famosos temas.
Fotos: Gentileza Silvia Golán
