Muy probablemente, Jennifer López quisiera no haber aceptado nunca la propuesta publicitaria de Fiat. En primer lugar, la cantante fue criticada por filmar en Los Ángeles, un comercial que supuestamente la muestra en el Bronx, distrito donde la estrella vivió su infancia.

Ahora, dos meses después, un grupo de abogados sin fines de lucro la instó a poner fin a su contrato con la compañía de automóviles italiana, por acusarlos de apoyar el programa nuclear iraní.

En una carta abierta publicada el jueves, la Unión Contra un Irán Nuclear, declaró que López, "al adherirse a Fiat, sirve como portavoz de una empresa que hace negocios libremente con un régimen que está desarrollando un programa ilegal de armas nucleares, financiando y patrocinando grupos terroristas como al-Qaeda, matando soldados estadounidenses y de la OTAN, y es reconocido como uno de los principales violadores de los derechos del mundo. Por su parte, los representantes de la diva no respondieron a las acusaciones.