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¿Sin mujeres ni rabinos?

El Jefe del Estado Mayor de Tzáhal, Benny Gantz, declaró recientemente que la cuestión del canto femenino en las fuerzas armadas necesita ser examinada. Esta podría ser también una excelente oportunidad para analizar en profundidad también el tema de las conferencias rabínicas.

En pocas semanas más, el Rabinato de Tzáhal habrá de embarcarse en la "Operación Elul" antes de Rosh Hashaná: una campaña de esclarecimiento religioso basada mayormente en conferencias dictadas por los rabinos a decenas de miles de soldados laicos.

¿Sería correcto permitir que un soldado laico, sin interés alguno en escuchar las conferencias, las pasara por alto? ¿Por qué? Por la misma razón que los soldados religiosos exigen pasar por alto las actuaciones de cantantes femeninas. A diferencia de lo que muchos religiosos israelíes aparentemente piensan, los seglares también tienen un pensamiento amplio; a ellos tampoco les gusta verse forzados a tener que escuchar a personas cuyas palabras contradicen sus principios seculares. Por lo tanto, también las personas laicas merecen que sus opiniones y pensamientos sean respetados.

En ambos casos, por supuesto, no estoy haciendo referencia a las ceremonias militares oficiales. Los gendarmes seculares deben cubrir también sus cabezas cuando se recita una oración en memoria de los soldados caídos, del mismo modo que los soldados religiosos no están exentos de asistir a las ceremonias de recuerdo donde participan cantantes femeninas.

Si un soldado que se encuentra en posición de firme durante la conmemoración del Día del Holocausto o del Día del Recuerdo a los Soldados de Tzáhal no puede pensar en otra cosa más que en el nivel de sensualidad de la voz de una cantante, debería ser dado de baja del ejército, en cualquier caso, por motivos mentales.

Sin embargo, la anterior afirmación no se aplica a eventos que no constituyen una ceremonia militar obligatoria. Si un soldado religioso prefiere no asistir a la actuación de una banda militar en su base durante su tiempo de ocio, puede ahorrársele esta experiencia. Al mismo tiempo, si un soldado secular no desea tener que escuchar la conferencia de un rabino, también se puede y se debe permitirle no asistir.

El Jefe del Estado Mayor de Tzáhal, Teniente General Benny Gantz, declaró recientemente que la cuestión del canto femenino en las fuerzas armadas necesita ser examinada. Esta podría ser también una excelente oportunidad para analizar en profundidad también el tema de las conferencias rabínicas.

Si tenemos un ejército que sabe adaptarse convenientemente a las demandas de diversos sectores, entonces que se aplique ese principio en todos los casos.

Fuente: Yediot Aharonot - 16.9.11