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Experiencia de una Shlijut en América Latina

Experiencia y sensaciones de la Shlijut en la piel de una joven enviada por La Agencia Judía en América Latina.

Fue un 14 de Julio cuando otro de mis alumnos de la Escuela empezó a hablar conmigo por intermedio del chat de mi Facebook. Como de costumbre ellos me dicen "Shalom" en hebreo pero enseguida después de eso vuelven a escribir en español. Intentan mostrarme un poco lo que aprendieron en la escuela en las clases de Educación Judía.

En esa instancia ya estaba acostumbrada yo a todo tipo de conversaciones con los chicos. A veces me preguntan cosas simples como de que parte de Israel soy o que hacía antes de venir para Argentina. Otras veces me cuentan cuanto disfrutaron de la actividad que tuvimos ese mismo día y otras me piden consejos para preparar sus propias actividades para sus propios movimientos juveniles.

Pero ese día, en esa conversación que tuve con este estudiante en el chat de mi Facebook, entendí de verdad que es lo que hago aquí.

La mañana del día de aquella conversación, como de costumbre, impartí una de mis clases en la escuela de la que soy Shlijá, "Escuela ORT Argentina" en Buenos Aires. Las actividades son variadas y dependen de las edades de los alumnos, van desde conferencias sobre la historia de Israel a través de canciones, la complejidad de la sociedad israelí por medio de publicidades Israelíes, el Holocausto y su impacto en la segunda y tercera generación de Israel, el conflicto de Oriente Medio, tecnología israelí y otras. Pero con la mayoría de los jóvenes que están en séptimo y octavo grado, como el estudiante a quien hago referencia aquí, hablo de cosas simples como el himno israelí o sobre mi vida como vecina residente en Jerusalén.

Para mí esa había sido sólo una clase más, pero más tarde, por la noche, este alumno me escribía en el chat: "Me gustó mucho la conversación de hoy". ¡Que divino!, pensé para mí, y le agradecí. Entonces él siguió escribiéndome y me dijo (y aquí tengo que resumir sus hermosas y emotivas palabras por falta de espacio):

"No, gracias a vos por darnos tanta información que yo no tenía idea de que estábamos hablando antes. Pero después entendí todo y me va a ayudar un montón para el día de mañana... Que suerte tener a alguien que nos aporte tantas cosas que nos servirán mucho y que también nos ayudarán para reflexionar sobre todo. Es todo gracias a vos, que con tu aporte nos ayudas a ser mejores personas y a pensar mejor... Y además, nos ayuda a reflexionar sobre los que no tienen tanta suerte como nosotros. Podríamos valorar un poco mejor lo que tenemos y no pedir más, más y más... Y también, nos ayuda a valorar nuestros símbolos nacionales. Perdón... me emocione..."

¿Él se emocionó? ¡Yo me emocioné! No lo podía creer. Por un momento me pregunte si me estaba jugando una broma o algo así, o si en verdad podrían haberle llegado tanto mis palabras. Al día siguiente estaba yo tan emocionada que fui a mostrarle a su maestra lo que su alumno me había escrito la noche anterior y ella me dijo que él ni siquiera era judío.

Entonces fue que entendí. Yo en verdad soy una enviada de Israel. Los habitantes aquí, sin importar si son o no judíos, escuchan mucho sobre Israel, pero lo hacen a través de medios de comunicación llenos de diversos intereses y nunca de una forma directa y sin intermediarios por alguien que en verdad vive en este tan cuestionado país. El encuentro de estos alumnos conmigo los despierta; ellos se vuelve deseosos de saber; quieren seguir preguntando; quieren escuchar respuestas, discutir temas, encontrarse con diferentes ángulos y simplemente entender qué es lo que pasa en este lugar llamado Israel. Durante este tiempo, aunque me he sorprendido, me encontré con varios alumnos que me dijeron que para ellos Israel es como su segundo hogar.

Por eso es que decidí ir con la curiosidad y el amor de ellos hasta el final. Empecé todo tipo de proyectos. Al principio me comentaron que los alumnos no vendrían, que ellos están ocupados y que en verdad no les interesaría. Pero a medida que pasó el tiempo recibí más y más demostraciones de interés que no me dejaron bajar los brazos. Hemos hecho emprendimientos como el proyecto con quinto año sobre el conflicto de Oriente Medio, un día especial para los estudiantes de hebreo, conferencias de todo tipo con investigadores y hombres de negocios israelíes, noches de cine israelí, un día de movimientos juveniles en la escuela, diversas actividades sobre el proyecto "MASA" (programas de viajes extensos a Israel), conferencias con otros Shlijim en las clases, intercambio con estudiantes israelíes, información y cursos de formación para profesores de educación judía, y más y más.

Y de cada idea de proyecto cumplido surgen otras nuevas para trabajar, como si hubiera abierto una bolsa sin fondo de nuevos desafíos; y entonces ¡puf!... sin darme cuenta se me acaba la Shlijut, pero con una enorme satisfacción.

Mi camino aun no ha terminado; estaré aquí por algunos meses más e intentaré aprovechar este tiempo hasta el final, porque se que mi experiencia aquí logra un cambio, influye, conmueve, desde lo pequeño, por instantes donde se logra esa comunicación; y esa comunicación tendrá su continuidad, porque la verdadera Shlijut - "la sensación de Shlijut" nunca termina; es una parte nuestra. Y nuestras ganas de hacer algo aunque pequeño y bueno por nuestro hogar - por Israel, siempre seguirá con nosotros.

Quien desee comunicarse conmigo para preguntar lo que sea, opinar o simplemente conversar, lo pueden hacer por medio de mi chat en Facebook:

http://www.facebook.com/shlijadeort

* Quien escribe es una joven Shlijá de La Agencia Judía, de 26 años, recibida en Psicología y Educación.

Interesados en Shlijut Juvenil de la Agencia Judía pueden enviar su currículum vitae a través de la página web: www.shlichut.org.il