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Irán y Grupo 5+1 prolongan tratativas sobre pacto nuclear

Grupo 5+1 e IránLa voluntad de sacar adelante las negociaciones nucleares obligó este martes a rebajar las expectativas de un acuerdo marco entre Irán y el Grupo 5+1, al logro de un «entendimiento preliminar», en el que sus ministros de Exteriores siguen trabajando.

Dado lo lejos que se llegó en estos 15 meses, nadie quiere tirar la toalla, pero fuentes diplomáticas dan a entender que, para conseguirlo, los asuntos más controvertidos van a dejarse para debatir en el tiempo que queda hasta que venza el plazo para un arreglo final el próximo 30 de junio.

El regreso del ministro ruso, Sergei Lavrov, a Lausana, donde seguían reunidos sus homólogos de Estados Unidos, China, Reino Unido, Francia y Alemania, además de Irán y la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, alentó la sensación de que se avanza. También que el canciller francés, Laurent Fabius, y el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, cancelaran su asistencia a una cumbre bilateral en Berlín.

Además, otras fuentes informaron que, si hay avances, las conversaciones pueden prologarse hasta bien entrado el miércoles. Incluso así, los diplomáticos advierten de que cualquier acuerdo que se alcance va a ser «frágil e incompleto»,

Cuando faltaban cinco horas para el vencimiento del plazo para alcanzar un acuerdo preliminar, el gobierno norteamericano anunció que, si era necesario, las negociaciones en Lausana podrían continuar este miércoles.

«No tiene sentido romper abruptamente las tratativas por ese plazo si estamos recibiendo compromisos serios del otro lado. Si estamos haciendo avances hacia la meta debemos continuar», señaló el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.

Otra portavoz estadounidense añadió antes de la medianoche: «Hicimos suficientes avances que ameritan quedarse en Suiza hasta el miércoles»

Pero quienes siguen el proceso diplomático desde que Irán y el Grupo 5+1 acordaron el Plan de Acción en noviembre de 2013, saben que hasta el último minuto puede ser clave. El objetivo está claro: limitar el programa nuclear de Irán para extender de los actuales dos meses hasta por lo menos un año el tiempo que le costaría fabricar una bomba, en caso de que decidiera hacerlo.

Los dirigentes iraníes aceptaron ese principio para librarse de las gravosas sanciones internacionales que bloquean el desarrollo de su país.

A la vez, el Grupo 5+1 entiende que no pueden exigir una claudicación de Teherán. Para ello hay que encontrar una fórmula que satisfaga los temores de las potencias s y que a la vez permita salvar la cara a la República Islámica.

«Avanzamos, pero lentamente debido a la complejidad de los temas», declaró durante un descanso Behruz Kamalvandi, uno de los negociadores iraníes.

El problema es que las posibles combinaciones de instalaciones, máquinas centrifugadoras, procesos permitidos y extensión de la moratoria son casi infinitas. De ahí, la confusión que generan las filtraciones parciales de algunos de los puntos en discusión.

Cuando el domingo pasado, el viceministro iraní, Abbás Araghchi, dijo que su país no contemplaba la exportación de uranio enriquecido a Rusia - una idea que algunos medios dieron por consensuada -, hubo quien temió que la negociación fracasara. Una portavoz estadounidense explicó sin embargo que había otras formas de reducir el riesgo de que ese producto se desvíe a usos militares, objetivo último de las conversaciones actuales.

Más complicado resulta el levantamiento de las sanciones, uno de los escollos, que con toda posibilidad van a quedar pendientes. Irán siempre defendió que debe producirse al tiempo que se alcanza el acuerdo y ser irreversible, tal como recordó su líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei.

Sin embargo, Estados Unidos insiste en que las medidas impuestas por el Consejo de Seguridad sólo se retiren de forma escalonada a medida que Teherán cumpla sus compromisos.

Ese empeño no tiene tanto que ver con la dureza de las sanciones (el embargo europeo al petróleo y las restricciones bancarias son más dañinas y se contempla su anulación inmediata), sino con la dificultad que para reinstaurarlas.

Con gran sentido del humor, algunos iraníes empezaron a comparar la negociación nuclear con una boda tradicional persa en la que se espera que la novia diga tres veces no antes de decir sí. Por ahora el plazo se extendió en dos ocasiones y aunque el próximo vencimiento es el 30 de junio, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, declaró que si no eran capaces de alcanzar un entendimiento político para marzo, tendrían que «reconsiderar cómo seguir».

De ahí que las diferencias que aún existen obligaron a plantearse un comunicado conjunto para subrayar los puntos en los que sí hay entendimiento y poder justificar la continuación del proceso.

Ninguna de las partes desea ser responsable del fracaso, pero cada una defiende sus posiciones al límite.

Los negociadores iraníes tienen que asegurarse de poder regresar a casa con la cabeza alta y sin que los sectores más extremistas puedan acusarles de traidores. Estados Unidos, por su parte, necesita un acuerdo sólido frente a la oposición interior y la renuencia de sus aliados en Oriente Medio.

Tanto Israel como los regímenes árabes sunitas recelan de la más mínima concesión a Irán.

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