El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no decidió aún si autorizará o no la liberación de Jonathan Pollard en el marco de las negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina (AP), informó la Casa Blanca.

Según subrayó su portavoz, Jay Carney, la liberación de Pollard que fue arrestado en 1985 y cumple cadena perpetua acusado de espiar para Israel y otros países, es un tema que surge «frecuentemente» en las conversaciones con los líderes israelíes.

Con todo, Carney  no quiso entrar en detalles sobre si el tema está siendo tratado ahora en la última ronda mediadora del secretario de Estado, John Kerry.

Tanto la Casa Blanca como el Departamento de Estado se vieron inundados desde el inicio de esta semana por preguntas sobre si Pollard podría formar parte de las negociaciones en Oriente Medio, debido a rumores de que su liberación podría ser usada como elemento para destrabar las tratativas.

Según una propuesta de acuerdo, el espía podría ser liberado antes de Pesaj, a mediados de abril, para facilitar nuevas liberaciones de palestinos detenidos en Israel y la prolongación de las negociaciones con la AP.

El Departamento de Estado y la Casa Blanca se limitaron hasta ahora a repetir que Pollard «fue declarado culpable de espionaje y purga su pena». Según la administración penitenciaria norteamericana, el reo puede pedir una liberación condicional a partir de noviembre de 2015.

Pollard, condenado en 1987 a cadena perpetua por espionaje a favor de Israel y otros países, se convirtió en un ícono para la derecha nacionalista y religiosa, en el poder en el Estado hebreo, y gran parte de la sociedad israelí apoya su causa.

La opinión pública considera incomprensible la obstinación de Estados Unidos, el principal aliado de Israel, en acordarle a Pollard una amnistía o una reducción de pena.

Pollard (59), un experto de la marina estadounidense, transmitió a Israel miles de documentos secretos sobre las actividades de inteligencia norteamericanas en el mundo árabe.

La embajada de Israel en Washington rechazó su solicitud de asilo político y se negó a acogerlo, poco antes de su arresto en 1985. Pero diez años después el Gobierno le concedió la ciudadanía israelí y en 1998 lo reconoció oficialmente como un agente israelí.

En 1998 ya se había hablado de una liberación de Pollard a cambio de la liberación de prisioneros palestinos. Pero el acuerdo entre Binyamín Netanyahu, quien ejercía entonces su primer mandato como jefe del Gobierno, y el líder palestino Yasser Arafat, no se concretó.

Este caso provoca tensiones desde hace 20 años en las relaciones entre Israel y Estados Unidos.

El arresto de Pollard desencadenó una crisis que sólo se resolvió con la promesa de Israel de poner fin a todas sus actividades de espionaje en el territorio norteamericano.

Según documentos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana sobre los cuales se levantó el secreto oficial, el espía tenía un comportamiento excéntrico. Abrumado por las deudas, afirmaba que su esposa había sido secuestrada por el comandos del Ejército Republicano Irlandés (IRA).

Los documentos precisan también la naturaleza de las misiones de Pollard, por medio del cual Israel trataba de obtener informaciones sobre programas nucleares árabes y paquistaníes.

Sus informaciones aparentemente también ayudaron a Israel a bombardear en 1985 el cuartel general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), entonces instalado en Túnez, y a asesinar al número dos de la OLP, Abu Yihad, en Túnez en 1988.

En enero pasado, 106 de los 120 diputados israelíes entregaron al presidente Shimón Peres una petición a favor de una medida de clemencia para Jonathan Pollard. «Pasó 29 años en prisión por los graves crímenes que cometió. Las condiciones están maduras para su liberación», señalaron.

Cientos de miles de israelíes también firmaron en internet llamados a favor de su excarcelación.

Pollard, que se divorció de su primera esposa Ann, quien fue condenada a cinco años de cárcel por complicidad, se volvió practicante en prisión y volvió a contraer matrimonio en 1993 con Esther Zeitz, una judía canadiense que participa en la campaña por su liberación.

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