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Acusan a nuevo Papa de ayudar a dictadura argentina

Francisco IJorge Mario Bergoglio, nuevo Papa de la Iglesia Católica con el nombre de Francisco I, es acusado en Argentina por tener vínculos con la dictadura militar del ex mandatario Jorge Rafael Videla, al delatar a dos de sus subordinados cuando la comunidad jesuita en ese país era perseguida por oponerse al régimen.

De acuerdo con lo publicado en medios argentinos, su rápido ascenso como líder de los jesuitas en su comunidad coincidió con la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1982, pese a que Bergoglio tenía sólo cuatro años de haberse ordenado como sacerdote.

El historial del nuevo líder de la Iglesia Católica caracteriza por su postura tradicionalista sobre todo después de declarar hace dos años como testigo en el juicio de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA).

Los datos que destaca la prensa están evidenciados en el libro del periodista Sergio Rubín, «El jesuita», una obra que recoge el testimonio de uno de los denunciantes de Bergoglio.

De acuerdo con el libro, en mayo de 1976 el actual Papa retiró la licencia religiosa a los curas Francisco Jalics y Orlandio Yorio, dos subordinados suyos en la Compañía de Jesús que habían adoptado una posición activista en defensa de los derechos de los pobres.

«La historia lo condena: lo muestra como alguien opuesto a todas las experiencias innovadoras de la Iglesia y sobre todo, en la época de la dictadura, lo encuentra muy cercano al poder militar», señaló tiempo atrás el sociólogo Fortunato Mallimacci, ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

También se reseña que los sacerdotes fueron secuestrados por un grupo de la ESMA poco después de perder la protección por orden del nuevo Papa, y se les envió a la Escuela Militar donde fueron torturados. Ambos curas, según el periodista Horacio Verbitsky, sospecharon que Bergoglio los había delatado.

Los dos hombres quedaron en libertad gracias a las negociaciones de trastienda realizadas por Bergoglio, quien habló de ello por primera vez en una entrevista realizada en 2010 para su biografía.

Los detractores de esa postura sostienen que no está probada y que, por el contrario, Bergoglio ayudó a muchos a escapar de las fuerzas armadas durante los años de plomo.

Bergoglio, jefe de la orden jesuita en Argentina durante la dictadura, dijo al autor de su biografía que ocultó a mucha gente en propiedades de la iglesia en esa época. Pero lo hizo en secreto, mientras la jerarquía eclesiástica apoyaba públicamente a la junta militar de Videla y exhortaba a los católicos a demostrar su «amor a la patria» a pesar del terror que imperaba en las calles.

Pero ese no es el único tema en el que Bergoglio participó con el gobierno argentino en calidad de testigo, pues también también fue llamado a declarar como testigo, por petición de la Fiscalía y las Abuelas de Plaza de Mayo, en el juicio por el robo de bebés nacidos en cautiverio durante la dictadura.

Bergoglio también se opuso rotundamente a la aprobación de la ley que consagró el matrimonio gay en Argentina en 2010, cuando era arzobispo de Buenos Aires, enemistándose con el gobierno del país.

En ese entonces señaló que el matrimonio entre personas del mismo sexo podía «herir gravemente a la familia».

La discrepancia con el gobierno enfrió las relaciones con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien lo acusó de querer llevar a la sociedad a los «tiempos medievales y de la Inquisición».

En su defensa, el ex arzobispo  señaló que no se trataba de una simple cuestión política sino de la pretensión de destruir el plan de Dios, una «movida del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios».

También rechazó la adopción por parte de parejas homosexuales, alegando que es discriminatorio para los niños y se opuso a una ley que permitía que travestis y transexuales de Argentina registraran sus datos con el sexo elegido.

Sobre el aborto, el nuevo pontífice consideró que «nunca es una solución. Debemos escuchar, acompañar y comprender desde nuestro lugar a fin de salvar las dos vidas», afirmó.

Aunque muchos argentinos siguen indignados por la pasividad de la Iglesia frente  a la dictadura, en 2012, bajo la conducción del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, la Iglesia argentina emitió una oferta de disculpas por no defender a su grey durante la década de los '70. Pero la declaración culpó por la violencia de esa época a la junta militar y sus enemigos por igual.

La declaración llegó demasiado tarde para algunos activistas que acusaron a Bergoglio de preocuparse por la imagen de la Iglesia más que por ayudar a la investigación de las violaciones de los derechos humanos.

En dos ocasiones, Bergoglio invocó su derecho bajo la ley argentina de negarse a comparecer ante un tribunal. Cuando finalmente lo hizo, en 2010, la abogada de derechos humanos, Miriam Bregman, dijo que respondió con evasivas.

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