191 de los 193 países miembros de la ONU votaron contra el bloqueo económico impuesto de manera unilateral, hace más de medio siglo, por Estados Unidos contra Cuba. Fue la primera votación desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.
Sólo los representantes Estados Unidos e Israel mantuvieron su apoyo al bloqueo mientras que, por primera vez desde que se realiza la votación en 1992, no hubo abstenciones. Cuba obtuvo así el apoyo más contundente de la historia, superando los 188 votos de 2014. En aquella oportunidad votaron en contra Estados Unidos e Israel, pero se abstuvieron Islas Marshall, Micronesia y Palau.
Esta votación se lleva a cabo hace 24 años y nunca cosechó más de cuatro votos en defensa del bloqueo. Siempre con Israel y Estados Unidos a la cabeza pero cambiando sus circunstanciales aliados.
Mientras tanto sí fue ganando enormes adhesiones el voto a favor de Cuba. En 1992 sólo 59 países rechazaron el bloqueo y 71 se abstuvieron, hoy se sumaron a la causa cubana 131 países más desde aquella primera votación.
Más allá del importantísimo rechazo mundial que año a año recibe esta política estadounidense y del aislamiento total de Israel, la expectativa estaba puesta en que haría la delegación norteamericana ya que el presidente Obama expresó ante la Asamblea General en septiembre pasado que el bloqueo económico «fue un fracaso». No obstante, mantuvo su posición.
Frente a esto, el ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, expresó su decepción. De acuerdo con el canciller cubano, «desde el anuncio de la reanudación de las relaciones diplomáticas, el Congreso norteamericano no aprobó ninguna enmienda o legislación dirigida a eliminar alguna medida del bloqueo contra Cuba».
Sin embargo, el diplomático, que ignoró totalmente a Israel, respaldó al mandatario estadounidense al afirmar que «esta votación es un récord que no sólo significa el apoyo a la isla, sino también al presidente Obama, quien manifestó en otras ocasiones que esa política ya no tiene cabida». Asimismo recordó que «amplios sectores de la sociedad estadounidense apoyan el fin de esta política obsoleta».
Con el correr de los años el bloqueo instaurado en al década del '60 se fue modificando y endureciendo. En primer lugar prohíbe a Cuba exportar cualquier producto a Estados Unidos. De la misma forma prohíbe que Cuba haga transacciones en dólares. Si esto sucede, Washington decomisa el dinero o multa a las instituciones que avalen esa transacción. Por estar obligado a cambiar los dólares a otra moneda como el Euro, Cuba pierde todos los años entre 50 y 60 millones.
Otra imposición del bloqueo, establecida mediante nuevas leyes en los años '90, es que ninguna empresa puede venderle a Cuba un producto si el mismo tiene más de un 10% de componentes estadounidenses. Esto se puede ver en la industria aeronáutica. Cuba no puede comprar un Boeing porque está hecho en Estados Unidos pero tampoco puede comprar el Airbus europeo porque tiene un alto porcentaje de tecnología estadounidense.
Con el argumento del bloqueo Estados Unidos presiona al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo para que no aprueben créditos a Cuba.
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