Onda Azul, un reconocido hostel de Lago Puelo, en la Patagonia argentina, identificado por recibir turismo proveniente de Israel, sufrió un ataque antisemita por parte de tres vecinos de la zona.
Con gritos xenófobos, los delincuentes ingresaron al complejo donde lanzaron piedras y otros objetos contundentes contra el establecimiento, produciendo la rotura de varios vidrios y el daño de vehículos que se encontraban estacionados, además de herir a personas que se encontraban en el lugar.
Como saldo de la violenta embestida, resultaron heridos varios turistas, los dueños del hostel y efectivos de la policía que intervinieron.
Los delincuentes, que también terminaron con lesiones, en ningún momento fueron detenidos por las autoridades.
Mientras tanto, el sitio de alojamiento debió cerrar sus puertas en plena temporada ante la falta de garantías para sus huéspedes.
Según informó «Haaretz», los dueños de Onda Azul, estas tres personas que violentaron el complejo son conocidos por ellos y también por la fuerza policial.
Los incidentes se extendieron durante tres horas, en las cuales además de romper y herir a varias personas, robaron pertenencias de los turistas y bienes de adentro del hotel.
Yoav Polack, administrador del hostel, relató a «Haaretz» cómo se vivieron esas tres horas de terror: «Empezó 1:15 y el episodio duró como 3 horas. Tiraron piedras para todos lados, destrozaron como 25 cristales, rompieron tres vehículos, uno de los cuales estaba en el complejo y dos más que estaban estacionados. Robaron muchas cosas, mochilas de turistas, cosas de dentro del refrigerador. Y todo ese tiempo con comentarios racistas y xenófobos. Hay tres o cuatro turistas heridos de piedrazos. Mi padre, mi hermano y yo también resultamos heridos», relató Polack, destacando que se trata de un negocio familiar.
Luego siguió con la cronología de los incidentes. Consultado por la intervención de los policías, comentó: «La Policía escuchó un disparo de fusil de parte de estos vecinos que pegaron un tiro contra la pared de una cabaña. A la 1:15 llegó una unidad de la Policía y allí empezaron los piedrazos al coche policial. Los policías se sintieron en riesgo y decidieron irse y esperar refuerzos. Eso tardó 45 minutos. Durante ese tiempo hubo gran cantidad de daño hacia nuestro establecimiento. Luego regresó la Policía con cuatro oficiales más. Ahí todo esto duró como una hora y media más».
El administrador del predio comentó que tres semanas atrás también tuvieron un inconveniente con estas personas, pero que fue algo que no pasó a mayores.
«Están identificados, son vecinos de acá del pueblo, los conocemos, también las autoridades. Ya tuvimos un incidente. Pero esta vez se pasaron de la raya, y nos obligó a cerrar el negocio en el pico de la temporada. Debí pedirle a todos los turistas, tanto israelíes como argentinos y europeos, que se vayan porque no puedo asegurar su bienestar. Las autoridades tampoco me lo están pudiendo asegurar», agregó Polack.
En esa dirección agregó que «nos encantaría abrir cuanto antes, pero no lo vamos a hacer hasta que tengamos la certeza de que las autoridades nos están respaldando».
Por su parte, la DAIA repudió el ataque de carácter antisemita y reclamó que el caso se investigue sin liviandad.
«Es necesario individualizar a sus responsables y aplicarles la ley vigente», añadió en un comunicado.
Quien también se pronunció fue el gobernador de la provincial de Chubut, Martín Buzzi, aunque la fiscalía y el intendente Iván Fernández intentaron minimizar el incidente al señalarlo como «un conflicto vicinal».
Buzzi expresó su «más absoluto repudio a estos acontecimientos violentos que están fuera de toda explicación».
«Nos avergüenzan como habitantes de una provincia que se fundó con el empuje y el trabajo de inmigrantes», añadió.
El gobernador apuntó que «no cabe ninguna explicación razonable» para esas agresiones que no pasan solamente por una cuestión vinculada al turismo, sino por algo más profundo».
«Haremos todo lo que esté a nuestro alcance como Estado para que no se repitan», aseguró el mandatario peronista.
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